Ramatís
físico. Y como es nuestro delicado instrumento de relación con
el ambiente astral y es muy sensible a las percepciones del es-
píritu, gozamos, por lo tanto, de mucha sensibilidad psíquica.
Como la llama espiritual es en realidad el centro de nuestra
conciencia individual, en el seno del Todo, el cuerpo físico y el
periespíritu simbolizan los respectivos vehículos, ¿cuál de los
dos es el más valioso e importante para nuestra estructura es-
piritual? Sin duda, que ha de ser el periespíritu, porque además
de ser un organismo definitivo, es el que más lo liga íntimamen-
te a la conciencia inmortal.
Mientras el cuerpo de carne es un organismo pesado y den-
so, que atiende con dificultad las intenciones y necesidades del
espíritu reencarnado; el periespíritu, debido a su contextura su-
tilísima y quintaesenciada, es un maravilloso instrumento de
acción, en el seno de las vivísimas energías del mundo astral.
Su liviandad y dinámica permite atender rápidamente, la más
insignificante voluntad del espíritu desencarnado. Os recorda-
mos la comparación que hicimos en otra oportunidad, en donde
el cuerpo físico se asemeja a una escafandra, que oprime los
movimientos de aquel que se sumerge en el fondo del mar, res-
tringiéndole los sentidos físicos, en el ambiente modificado por
el agua. Ni bien el buzo se despoja de su escafandra, se reintegra
a las condiciones naturales de sus movimientos, gozando del
panorama de la vida al aire libre.
Pregunta: Nosotros estamos condicionados al mundo terre-
no que nos parece la realidad sólida y positiva de la vida— te-
nemos gran dificultad para concebir otro tipo de ambiente, que
posea moradas semejantes a las terrenas, y que a su vez, estén
habitadas por espíritus desprovistos del cuerpo carnal. ¿Qué
nos decís al respecto?
Atanagildo: Es que aún desconocéis la verdadera contex-
tura del periespíritu, que es el vehículo más evolucionado del
alma, cuyo grandioso potencial de energías, no sólo sobrevive
a la destrucción del cuerpo carnal, sino, que se revigoriza con-
tinuamente, a fin de servir a las futuras reencarnaciones. Es el
más importante instrumento, para que el espíritu pueda descen-
der nuevamente a la Tierra y viva en vuestro medio, tanto tiem-
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