La Vida Más Allá de la Sepultura
grandes inundaciones, se consumen en las cenizas ardientes de
los volcanes, o vagan sedientos y hambrientos por las márgenes
del Ganges o del Nilo, reajustándose en las cruciales situaciones
que les apura la contextura periespiritual y despierta a los sen-
timientos angélicos del alma.
Ante la carencia de cuerpos físicos para servir satisfactoria-
mente a las necesidades kármicas de los espíritus desencarna-
dos, es importantísimo la prodigalidad de los hijos, aunque se
alegue la falta de alimentos, del vestir y del hogar, propio de las
poblaciones angustiadas.
La Técnica Sideral no dispone de otro proceso de reajuste
de los endeudados para consigo mismo, por cuyo motivo, ten-
drán que regresar implacablemente al mismo ambiente detesta-
ble que crearon por su despotismo pasado, y vestir las mismas
ropas de sus víctimas. La terapia más lógica indica, que el me-
dicamento más eficiente y de urgencia, debe ser el renacimiento
en la carne que les hará recapitular las lecciones pasadas. Sus
pruebas dolo-rosas, el hambre, la miseria y la falta de abrigo
requieren ambiente adecuado y nada mejor para ello, que esas
regiones desheredadas.
Cuando los potentados del mundo resuelven ajustarse, para
eliminar los flagelos del hambre, la desnudez y construyan abri-
gos para todos los miserables, también estarán aliviando sus
propias situaciones futuras, pues terminarán mejorando el mis-
mo ambiente en que ellos tendrán que vivir más tarde.
Pregunta: ¿Es posible que esas situaciones de miseria tan
angustiosa, que ocurren principalmente en el continente asiático
oafricano, se deban a la naturaleza del clima y a la indiferencia
de sus administradores, en vez de ser de una prueba kármica?
Ramatís: No objetamos lo que decís, pero os recordamos,
que los culpables de hoy deberán vestir en el futuro, los mismos
trajes de sus víctimas, para sufrir en sí mismos las consecuen-
cias nefastas que ellos crearon con su cruel indiferencia, capri-
cho o ambición.
Ningún paria del mundo sufre los dolores de otro. Voso-
tros mismos, si tuvieseis necesidad de semejante purgación —
no tengáis duda— la Ley del Karma también os habría hecho
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