Ramatís
Pregunta: ¿Junto a esos países o ciudades terrenas, tam-
bién hay colonias de espíritus diabólicos, que siguen las costum-
bres de la región física conque simpatizan?
Atanagildo: En las regiones situadas en el astral inferior
de cada país terreno viven colectividades sombrías, dirigidas
por entidades tenebrosas, que aún conservan costumbres pa-
recidas a las que tenían en la materia y que luchan por alcan-
zar el dominio del mundo físico y son adiestradísimas en las
prácticas de la venganza y en la prepotencia diabólica. Son las
que incentivan en los encarnados, la ambición, la lujuria o la
crueldad y al mismo tiempo se vengan en los infelices espíritus
que se encuentran afectados por sus culpas, remordimientos y
envilecimientos. Sin embargo, esas comunidades negras ayudan
a esas almas delincuentes, que parten hacia allí, endeudadas
con el mundo terreno, pues aunque ejerzan la venganza y les
impongan atroces sufrimientos a sus víctimas, a su vez, les pro-
porcionan el pago de sus deudas y las condiciones vibratorias
para retornar a la práctica del Bien.
En esas regiones dantescas, en donde no se conoce la pie-
dad o la tolerancia para los que deformaron su carácter en los
pecados del mundo, el padecimiento es obligatorio, a semejanza
de las intervenciones quirúrgicas, destinadas a la extracción de
tumores malignos, refractarios al tratamiento clínico. Esos espí-
ritus entregados a las pasiones animales, sólo en esas colonias
podrían corregirse, lo que sería imposible en las esferas sutilí-
simas de las vibraciones superiores; además, esas almas preci-
pítense en los abismos tenebrosos del astral inferior, forzadas
por el peso específico de los fluidos lodosos que se adhieren a la
superficie del periespíritu, perturbando la libre circulación del
magnetismo benefactor.
Pregunta: Hay quiénes afirman, basándose en las comuni-
caciones mediúmnicas, que las razas se reúnen en el Espacio,
afinadas por un mismo sentimiento patriótico-racial. En una
ocasión manifestasteis, que esas agrupaciones astrales eran el
producto de las cualidades morales de los espíritus y no de su
disposición afectiva de raza. ¿Podríais aclararnos ese punto?
Atanagildo: El problema es más completo de lo que ima-
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