La Vida Más Allá de la Sepultura
rumbo, que en forma violenta se les impone en la corriente co-
mún de la vida humana, o regresando más tarde, en una nueva
encarnación en medio de una pobreza extrema, esos espíritus
demasiados rutinarios, pierden el excesivo orgullo de casta y la
obstinada idea de superioridad social, para volver a formar filas
con sus hermanos de evolución espiritual, abandonando defini-
tivamente el protocolo agotador de las existencias artificiales.
Como las ciudades y poblaciones astrales son comunidades
de carácter provisorio, que sirven para atender a las más varia-
das graduaciones de espíritus en constante ascensión, no será
entonces, el ambiente medieval de ciertas colonias el que ha de
modificarse, sino, que la transformación será en sus morado-
res, transferidos definitivamente hacia otras más evolucionadas:
muchos espíritus que siguen la marcha a la retaguardia, todavía
precisarán de tales ambientes anacrónicos para sus estaciona-
mientos astrales.
Pregunta: ¿El actual padrón evolutivo de la Tierra, dista
mucho de esos tipos de colonias antiguas, que aún existen en el
plano astral?
Atanagildo: El orbe terráqueo, en verdad, se sitúa en la ac-
tualidad entre dos tipos espirituales extremos; de un lado tenéis
al tipo tradicionalista, conservador y apegado drásticamente al
pasado de las formas envejecidas, angustiándose continuamen-
te, al pensar que han de dejar al mundo físico; del otro lado, se
encuentra el tipo idealista, valeroso, heroico, que es censurado
y combatido en sus trabajos avanzados, pero que es responsable
de los nuevos padrones evolutivos del mundo, pues combate los
horizontes sombríos y abre nuevas brechas para el avance de las
masas humanas. Siempre se mueve al frente de las masas retar-
dadas, que en la melancólica marcha requieren el aguijón cons-
tante del dolor y de las vicisitudes humanas, para poder sacu-
dir el polvo que les oprime la mente conservadora. El idealista
constituye el grupo menor y se dispersan, solícitos por todos
los caminos de la vida terrena, porque no consiguen adaptarse
a las fórmulas estratificadas y no se satisfacen con las conven-
ciones y conceptos demasiado inteligentes de la sociedad. Ellos
procuran alcanzar la Verdad como ideal de la Ciencia; el Bien
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