Ramatís
técnicos los eduquen con insistencia para que despierten del
letargo mental y renueven el medio en que viven, se quejan de
la incapacidad para desarrollar el dinamismo característico, de
las almas decididas. En consecuencia, permanecen largo tiempo
en su panorama medieval y primitivo, formando colonias de
aspectos antiquísimos y se revelan como almas estacionadas en
el tiempo. Algunas de ellas se dejan vencer por la apatía y letár-
gica mental, pero la mayoría son víctimas de su propia decep-
ción, pues creían encontrar allí la soñada beatitud y el eterno
responso celestial. Entonces, esas almas quedan reducidas a su
impulso creador y en la renovación de sus raciocinios, dejan de
luchar por el progreso, convencidas de que merecen un ambien-
te de inextinguible ociosidad espiritual.
Aunque sean dotados de tendencias buenas e inofensivas,
aún son almas inmaduras e indiferentes y como no se encuen-
tran en el paraíso prometido, por los sacerdotes del mundo
terreno, se sienten fastidiados, y son presa de las evocaciones
emotivas del pasado y encadenados a prejuicios, preconceptos y
formas del mundo que dejaron. Prosiguen estimando las futili-
dades aristocráticas y las tradiciones tontas de la materia, y por
eso, se ajustan perfectamente al ambiente astral que pertenece
vibratoriamente a su psiquismo arrasado, como copia fiel del
mundo que domina el pensamiento retardado.
Pero los maestros corrigen sabiamente esas situaciones,
disciplinando a esos espíritus, gradualmente, en departamentos
educativos, tolerando en cierta forma sus creaciones infantiles y
sin violentarles las configuraciones pintorescas.
Sabéis que en los “Jardines de infantes” terrenos, aunque
queráis explicar ciertas cosas a los niños de mayor progreso,
tendréis primero que adaptarlos, ya que se encuentran poblados
de fantasías y candidez. ¿Comprendéis ahora esa situación en
el astral?
Pregunta: Naturalmente, pero aún encontramos ciertas di-
ficultad para comprender con éxito y buen sentido, ese modo
de vida astral tan primitivo. A nuestro entender, el Más Allá
debiera ser el camino de vida, íntimamente espiritual, o en últi-
mo hipótesis, un panorama mucho más evolucionado que el de
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