nueva ética, contraría a su propia moral racista y tradicional, mientras vuestra humanidad
evolucionada no consigue asimilar todavía el elevado padrón del Evangelio que ellos pregonaban. La
raza que presentó a un Isaías, un Jesús de Nazaret, un Pedro, un Pablo de Tarso, un Timoteo o
María de Magdala y la pléyade de mártires que murieron en los circos romanos porque habían
mezclado su vida profana con la divina, y atribuido sus insanidades a la propia "palabra de Dios";
puede ser esto una extraña moral, hasta aberrativa y que consta en la Biblia, pero fue la mayor
contribución que la humanidad tuvo; la cuna del Salvador del mundo.
Pregunta: Entonces, ¿debemos ignorar deliberadamente esos aspectos bíblicos, que para
nosotros son moralmente deformantes?
Ramatís: No tenemos la intención de recomendar textos bíblicos que puedan deformar la "mejor"
moral de vuestro tiempo, pero os recordamos que los aspectos inmorales de la Biblia, atribuidos a las
presunciones divinas, quedarán revelados a la luz del día. Es obvio que la imprudencia infantil al
exponer en público sus imperfecciones íntimas y detallar la violencia fanática de sus jefes religiosos a
cuenta de la voluntad imperiosa de Dios, estigmatizó la tradición; mientras tanto, la diferencia entre la
inmoralidad judaica, expuesta en la Biblia, y la de vuestro siglo, es bastante pequeña. El judío la
expuso en público, mientras que la humanidad actual, la esconde con habilidad. La civilización
moderna practica las más abyectas y viles torpezas, y a pesar de eso, continúa dentro de los templos
religiosos embebecido con la voluntad de Dios. La creciente corrupción, el lujo nababesco, las
uniones conyugales modernas que ocultan cálculos astutos, la indisciplina precoz y las intrigas
internacionales para el comercio diabólico de la muerte bajo la pseuda inspiración de Dios, ¿no
debería merecer, urgentemente, la atención de todos los moralistas modernos?
Jehová protegía a las tribus de Israel contra los otros pueblos y se deleitaba con los "altares
cuajados de sangre" vertida en holocausto, pero hoy la religión bendice, los cañones, cruceros y
aeronaves de guerra, mezclando el Dios amoroso de Jesús con carnicerías peores que las descritas
en la Biblia. Hace dos o tres milenios era razonable que un pueblo desprovisto de cultura científica,
como la de vuestro siglo, desconociendo la electricidad, la radio, la televisión, la cinematografía y el
intercambio aéreo, confundiera su instinto belicoso y su moral censurable con los preceptos divinos,
pero, actualmente, es tener demasiada ceguera el matarse invocando a Dios a fin de proteger los
ejércitos simpáticos o para bendecir armas criminales, destinadas a las guerras fraticidas. El pueblo
judío cuando compuso su libro sagrado —El Viejo Testamento— como fundamento religioso de su
vida, lo mezcló con hechos condenables, pero lo hizo por exceso de Fe y sumisión al Creador;
mientras que el hombre del siglo XX practica los mismos desatinos y se alardea de emancipación
espiritual con el agravante de haber conocido a Jesús.
A pesar de la promiscuidad de Dios en la Biblia, con la censurable moral judaica, aun así, fue una
revelación honesta, sincera y hasta ingenua sin los artificialismos comunes de los pueblos modernos
que acostumbran a cultivar dos morales maquiavélicas; una para uso interno y otra para el público. Si
vuestra civilización pretendiera escribir su Biblia adoptando la misma franqueza y simplicidad del
pueblo judío, se concretaría el más bárbaro compendio de historia humana, saturado de ignominias,
prácticas e intrigas religiosas en nombre de Dios que harían encrespar los cabellos de la cabeza.
La Biblia, llena de incongruencias atribuidas a los designios de Dios, pero sincera, estoica e
ingenua, todavía es el libro que revela las condiciones espirituales de un pueblo profético y tenaz en
su fe. Sin embargo, pánico mayor os causaría si se hubiera escrito por otro pueblo cualquiera de esa
época, pues la moral más común se basaba en el rapiñaje, en la esclavitud y en las orgías sin límites.
Eran naciones donde los dioses abundaban para todos los gustos, aun para las prácticas corruptas, y
sancionaban bajo las más terribles bestialidades humanas, inclusive, se quemaban las criaturas a
tierna edad, para el sacrificio pagano
1
. El simple descenso de Jesús en el pueblo israelita para servir
de sede a su misión, lo acredita como el más indicado en lo espiritual. Y, su Biblia merece, por lo
tanto, un poco de afecto por parte de los pueblos, porque es el tosco basamento del eterno edificio
del Cristianismo.
1
Nota del Revisor: Los amonitas, moabitas, fenicios e hititas, veneraban a la divinidad Moloc, cuyo culto consistía
generalmente, en el sacrificio de arrojar en el brasero al rojo, a los niños primogénitos.
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