Capítulo XV
ASPECTO BÍBLICO DEL PUEBLO ELEGIDO PARA EL ADVENIMIENTO DEL MESÍAS
Pregunta: No tenemos dudas respecto a la elección del pueblo judío como plataforma viva para la
misión de Jesús; sin embargo, nos extraña su formación moral y social cuando compulsamos las
contrariedades citadas en la Biblia. ¿Cuál es vuestra opinión?
Ramatís: La Biblia se compone de un conjunto de libros antiguos que describían la vida y
costumbres de varios pueblos; más tarde, fueron agrupados y atribuidos a una sola-raza, conocida
por la hebrea. Es verdad, es una revelación religiosa y los espiritualistas no pueden ni deben
despreciar la Biblia, porque a pesar de presentar incongruencias y contradicciones con la moral de
vuestro siglo, es un esfuerzo realizado en el pasado por los Espíritus para dar a entender la gloria, el
poder y las intenciones de Dios.
Es lógico que no se puede atribuir a su texto el carácter vertical de la "Palabra de Dios", porque
las entidades espirituales que en aquella época entregaban los mensajes bíblicos, tuvieron que
presentar la revelación, como si partiera directamente de la "Voz de Jehová", pero esto no quiere
decir que proviniese realmente de la mente de Dios. La mentalidad de los pueblos en aquella época y
su forma de vida, exigía que las revelaciones no sobrepasaran la capacidad del entendimiento
común.
La Biblia, todavía es de gran provecho bajo todos los puntos de vista, porque exceptuada de sus
figuras alegóricas y de las incongruencias naturales de la moral de aquel tiempo, os serviría para
distinguir, en su todo, los dos órdenes distintos que disciplinan las revelaciones posteriores. La Biblia,
como archivo que es de las comunicaciones espirituales, mezcladas con los acontecimientos de la
vida profana de los judíos, se vuelve muy incoherente cuando es examinada por razas como la
vuestra. El Viejo Testamento una vez que se le ha quitado el simbolismo exigido para la época que
fue escrito, es la matriz tradicional de la revelación divina; en su fundamento se asientan todos los
esfuerzos posteriores y el éxito de haber sido comprendida la unidad de Dios, que Moisés consolidó
en el Monte Sinaí.
Pregunta: Sin embargo, debemos decir, que existen en la Biblia relatos escabrosos, que pecan
contra la buena lectura y hasta contra la ética judía, por ser el pueblo escogido para el advenimiento
de Jesús. ¿No es verdad?
Ramatís: Debemos entender que la Moral tiene aspectos relativos, y lo que fue moral en el
pasado, puede muy bien ser inmoral en el presente. Por ese motivo no podéis hacer juicio sobre la
vida de un pueblo de más de dos mil años en base a los valores morales de la época presente. Entré
los antropófagos, es de muy buena moral devorar al guerrero valiente, mientras que para vosotros es
inmoral y repugnante; mientras tanto, la moral moderna, que os permite devorar al cerdo, al buey y al
carnero, es pronunciadamente inmoral para la humanidad superior de los marcianos, que se
escandalizarían si les ofrecierais un riñón o una costilla de cerdo asada. En ciertos pueblos de
Oriente, la poligamia es de excelente moral, mientras tanto, en vuestro país sería ajusticiada con
prisión. Algunas tribus asiáticas, menos evolucionadas que vosotros, tacharían de inmoralidad que el
cónyuge sobreviviente de un matrimonio constituido por ley, se casara nuevamente. La moral
cristiana de Jesús pregonada hace dos mil años y que hoy consideráis de orden superior, lo llevó a la
crucifición, porque esa moral era considerada subversiva y contraria a la época.
La Biblia es la historia de la vida del pueblo judío, con sus costumbres y sistemas, que difieren
totalmente de la ética occidental moderna, sin embargo, ninguna nación del mundo fue tan pura en su
fe hacia Dios y tan preocupada con el reinado espiritual del alma. Conforme os recordamos, Abraham
cuando decide matar a su propio hijo, porque Dios así lo dispuso, representa alegóricamente, la sumi-
sión incondicional que la raza hebrea manifestaba por su Creador. Aunque os parezcan absurdas y
condenables esas sumisiones para el espíritu liberal de vuestra época, comprueban la inigualable
fidelidad y el sentimiento elevado de esa gente hacia los poderes superiores. Ningún pueblo podía
ofrecer aquellos pescadores iletrados, campesinos rudos que saldrían a pregonar por el mundo
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