Ramatís: Imaginad un edificio moderno, alto y sólido, cuyas venas son de acero incurvable; sus
líneas agradables y nítidas, los contornos simples, pero impresionantes. Sin embargo, en ese con-
junto de simplicidades, la decoración y la iluminación revelan aspectos delicadísimos, en base a los
colores translúcidos y los suaves matices que completan la belleza del conjunto. Por las noches,
cuando está iluminado, su figura recortada en el espacio realza su belleza poética.
Jesús heredó del padre las líneas firmes y enérgicas que le daban el aspecto viril; sin embargo, a
través de aquella energía y masculinidad aparecía la belleza radiosa de María, cuyas facciones
delicadas, semblante sereno y profundamente místico, justificaba la fama de que era la esposa más
linda de Galilea. La sabiduría de lo Alto juntó la energía y la sensatez de José a la bondad y belleza
de María, cuyo rostro radiante como una encantadora muñeca de porcelana viva se notaba en la
figura atrayente del Maestro, encendiendo la llama del amor en los corazones de muchas mujeres,
que ni siquiera sospechaban de la grandiosa misión del sublime Nazareno.
El Maestro Jesús, además de irradiar simpatía era un joven extremadamente bello, cuyo andar
denunciaba su majestuosidad angélica, pues había en su todo un toque celestial. A través de él todo
se sublimaba, sus palabras eran una esperanza para quien las oía, pues la gracia y la ternura
femenina se conjugaba a la virilidad masculina. La belleza del ángel se confundía con la grandiosidad
del sabio.
Pregunta: ¿Los cabellos de Jesús eran oscuros o dorados?
Ramatís: Sus cabellos eran rubio almendrado y formaban las tradicionales volutas que le caían
por los hombros a la moda de los nazarenos. En las tardes de cielo limpio, donde el viento corría
suavemente y encrespaba la superficie de los lagos de Galilea, Jesús acostumbraba a sentarse en
los barcos anclados en la orilla para descansar. Cuando el poniente se teñía de púrpura y color
liláceo y los tonos esmeraldinos se confundían con los rayos dorados del sol, sus cabellos resaltaban
en ese fondo paradisíaco, cuyo color de almendra parecía llameante, emitiendo reflejos sugestivos
que destacaba la belleza angélica de sus trazos fisonómicos.
Después del agotador trabajo de tender las redes y recoger el pescado los rudos pescadores
regresaban esperanzados para escuchar las prédicas consoladoras de Jesús. ¿Quién era aquel
hombre hermoso y de sabiduría poco común? La elocuencia de sus palabras hipnotizaba a sus
oyentes, haciéndoles sentir la realidad de un reino lleno de Bondad y Amor, donde los pobres y
sufrientes vivirían eternamente felices adorando a su Creador.
Pregunta: Por lo que cita la tradición religiosa se tiene la impresión, que el Maestro Jesús llevaba
una vida excéntrica, absolutamente introspectiva y que además, era adverso a la emotividad del
mundo. ¿Cuál es la verdad?
Ramatís: Jesús estaba dotado de un temperamento sereno y equilibrado que ponía en práctica
en contacto con los seres humanos, pues aunque viviera en profunda e interior tensión espiritual a
causa de su potencial angélico, sabía conformarse y ninguno podía señalarle gestos y aptitudes de
cólera por sentirse ofendido o desatendido en sus pláticas. Era un hombre excepcional, pero sujeto a
las necesidades fisiológicas del cuerpo físico y a una vida disciplinada e inconfundible.
No se negaba a las relaciones sociales y comunes con el mundo exterior, ni censuraba la alegría
y diversiones de los humanos. Participaba gentilmente de las festividades y tradiciones religiosas de
su pueblo, mas lo hacía sin exageraciones. Manifestaba la suave sonrisa de María en los momentos
alegres del hogar, pero no se excedía en carcajadas descontroladas o en el lloro compungido del
sentimentalismo humano. Ante los cuadros simples y humorísticos de las fiestas regionales de su
tierra natal, su fisonomía se llenaba de una sonrisa tolerante, y por veces, traviesa; sin embargo,
delante de las escenas crueles, como la de los esclavos, personas ciegas y víctimas de las
quemaduras en los trabajos forzados de las fundiciones de Tiro, la tensión interna le hacía
estremecer su cuerpo delicado abatido por el vendaval agresivo de la maldad humana. El sudor le
humedecía la frente y la palidez le alcanzaba el rostro al contemplar el panorama aflictivo de las
miserias y atrocidades del mundo.
Pregunta: Algunos investigadores de la vida de Jesús dicen que era algo enfermo y sujeto a
serias alucinaciones, por eso adoptaba una rigurosa dieta alimenticia. ¿Qué fundamento tiene
todo
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