Así, el Logos, el Verbo o el Cristo del planeta tierra, en determinado momento pasó a influir
directamente a su intermediario Jesús, ángel corporificado en la figura humana que trasmitía a la
humanidad la Luz redentora del Evangelio.
Por lo tanto, el Cristo planetario no podía reducirse al punto de vibrar al nivel de la mentalidad
humana o habitar la precaridad de un cuerpo carnal. ¿Quién puede colocar la luz del Sol dentro de
una garrafa?
Pregunta: Los teosofistas dicen que los Arcángeles son entidades oriundas de un linaje aparte y
que jamás vivieron la etapa material, cuya evolución sigue directrices diferentes a la de los hombres.
¿Esto es exacto?
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Ramatís: Jamás existieron dos medidas diferentes en el plano de la Creación y de la
manifestación del Espíritu en peregrinación para adquirir su conciencia individual. La centella
espiritual surge simple e ignorante en todas las latitudes del Cosmos, adquiere su límite consciencial
situándose en las formas efímeras de los mundos planetarios, para después evolucionar a través del
transformismo de las especies. El esquema evolutivo es uno solo; la sensación a través del animal,
emoción a través del hombre, sabiduría a través del ángel, y el poder y la gloria a través del arcángel.
Son condiciones inherentes a todos los espíritus, porque Dios no modifica el proceso de su Creación
fuera del tiempo y el espacio. No existen dos especies de procesos evolutivos, donde unos progresan
exclusivamente en el "mundo interno" y el otro iniciándose por el "mundo externo". La materia,
conforme prueba la ciencia moderna, es "energía condensada"; en consecuencia, no tiene mérito
alguno evolucionar apenas en el seno de la "energía libre" o desmérito al someterse a la disciplina
letárgica de la "energía condensada". La evolución es fruto de una operación espontánea, un impulso
ascendente que existe en el seno de la centella por fuerza de su origen divino. A medida que se
consolida el núcleo consciencial, aun en el mundo del Espíritu, la tendencia expansiva de esa
conciencia primaria es abarcar todas las cosas y formas, por cuyo motivo no se estaciona, en un
momento dado, en los límites de las formas físicas, puesto que se hallan impelidas por el impulso
creador de Dios. Así, el más insignificante átomo de conciencia espiritual creado en el seno del
Cosmos, jamás podría anular el ímpetu divino que lo acciona hacia la angelitud, y consecuentemente
para la condición arcangélica. Eso nos comprueba la Justicia, la Bondad y la Sabiduría de Dios, sin
privilegios o diferenciaciones en la escala de evolución del Espíritu en busca de su eterna ventura.
Todo Arcángel fue hombre; todo hombre será Arcángel, esa es la Ley.
Además, la importancia de la vida del Espíritu no tiene nada que ver con la contextura de la
instrumentación provisoria usada para despertar su conciencia, pero sí, todo aquello que despierta,
acumula y desenvuelve en sí mismo, habitando la tierra o el Espacio. No hay milagros o subterfugios
por parte de Dios; ninguna entidad espiritual, malgrado sea un Logos Solar, podrá enseñar, orientar y
alimentar a las humanidades encarnadas, si no es una conciencia absolutamente experimentada en
aquello que pretende realizar. No habiendo "gracias" inmerecidas, ni-privilegios divinos, obviamente
los arcángeles también cursaron la escala sideral bajo el proceso adecuado a todas las almas o
espíritus impelidos hacia su perfeccionamiento. Si un Arcángel o Logos Planetario puede ligarse al
Espíritu de un mediador, como el Cristo lo hizo con Jesús, y siendo constante el progreso espiritual,
más tarde o más temprano, el propio Jesús alcanzará la graduación arcangélica. Y cuando el espíritu
del hombre alcanza la condición beatífica de un Arcángel, entonces es llamado "el Hijo Sideral"; es un
Cristo, cuyo estado espiritual absoluto es el Amor, como la "Segunda Manifestación de Dios" o la
"Segunda Persona de la Santísima Trinidad", aun tan mal comprendida entre los católicos y los
protestantes, e injustamente criticada por los espiritas ortodoxos.
Así, el Logos o Cristo planetario de la tierra es la Entidad Espiritual, que actuando en la
conciencia global de la humanidad terrícola, alimenta y atiende los sueños e ideales de los hombres.
Es la Fuente Sublime, el Legado Sideral de Dios ofreciendo la Luz que vivifica; el "Camino, la Verdad
y la Vida" en constante acción a través de la "vía interna" de nuestra alma. ¿No es verdad que la luz
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Ver la obra La Fraternidad de los Ángeles y de los Hombres, de George Hogdson. Obra editada por la Librería
Editora O Pensamiento.
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