Capítulo V
JESUS DE NAZARET Y EL CRISTO PLANETARIO
Pregunta: Conforme deducimos de vuestras palabras, ¿Jesús es una entidad y el Cristo otra? Tal
concepción, ¿no crea más confusión entre los católicos, protestantes y espiritas, puesto que están
convencidos de que Jesús y el Cristo son la misma persona?
Ramatís: En nuestras sencillas actividades espirituales, nosotros transmitimos mensajes basados
en instrucciones recibidas de los altos mentores del orbe. Por lo tanto, ya es tiempo de afirmaros que
el Cristo Planetario es una entidad arcangélica, mientras que Jesús de Nazaret, espíritu sublime y
angélico, fue su médium más perfecto en la tierra. El excesivo apego a los ídolos y a las fórmulas
religiosas de vuestro mundo termina por cristalizar la creencia humana. Los dogmas imperantes
retrotraen los raciocinios nuevos para no chocar con el sentimentalismo de la tradición. Las criaturas
estratifican en el subconsciente una creencia religiosa, simpática, cómoda o tradicional y obviamente
tendrán que sufrir bajo el imperativo del progreso espiritual cuando deban sustituir su devoción
primitiva y sentimental por otras revelaciones avanzadas sobre la Divinidad. Los religiosos de
tradición, herederos y repetidores de la creencia de sus abuelos y preferida por la familia, habituados
a "adorar" y jamás a "pensar", se sienten amargados cuando tienen que abandonar las imágenes
preferidas de su devoción y sustituirlas por otras extrañas.
Correspondiendo a la asimilación progresiva de los humanos, Dios primeramente fue
devocionado por los hombres primitivos a través de los fenómenos principales de la Naturaleza, como
el trueno, la lluvia, el viento, el mar y el Sol. Enseguida evolucionaron para la figura de los múltiples
diosecitos del culto pagano. Más tarde, las pequeñas divinidades se refundieron, convergiendo para
la idea unitaria de Dios. En la India se honraba a Brahma y a Osiris en Egipto; Júpiter en Olimpia;
mientras que los Druidas en su culto a la Naturaleza, cultivaban también una sola unidad. Moisés
expresa en Jehová la unidad de Dios, aunque lo hacía bastante humanizado y temperamental, pues
todos los sentimientos y emociones de los hebreos en el culto religioso, fundíanse con las actividades
del mundo profano. Con la aparición de Jesús, la misma idea unitaria de Dios evolucionó hacia el
concepto de un Padre pletórico de Amor y Sabiduría, que enseñaba por encima de las menudencias
humanas, aunque los hombres lo considerasen un donador de gracias para sus simpatizantes y un
juez inexorable para sus contrarios.
Tales ideas se expresaban conforme a la psicología, sentimiento y cultura de cada pueblo. Osiris,
en Egipto, inspiró el culto de la muerte, mientras que Brahma, en la India, recibía homenajes fabu-
losos como la primera de la Trinidad divina del credo hindú. Pero, también estaba Moloc que exigía el
sacrificio de pequeñas criaturas, y finalmente Jehová, entre los hebreos, era loado con el sacrificio de
animales y aves, además de los valiosos presentes de sus devotos. Más tarde, el Catolicismo se
definió por la idea del Creador en la figura de un viejito de barbas blancas, responsable por la
creación del mundo en seis días, que daba órdenes desde los cielos, detrás de las nubes, pero
sensible a las ofrendas de las velas, flores, incienso, reliquias y la ayuda necesaria para mantener el
servicio divino en el mundo terreno. Actualmente, la doctrina espirita enseña que "Dios es la
Inteligencia Suprema, la causa primaria de todas las cosas", descentralizando la Divinidad del
antropomorfismo.
No hay dudas, que es bastante grande la diferencia entre la concepción espirita y los
dioses mitológicos que presidían los fenómenos de la Naturaleza o se inmiscuían en la vida de sus
devotos; pero aún existe diversidad en la fórmula sustentada por los espiritistas, confrontadas
con otras explicaciones del ocultismo oriental. En verdad, esa idea de la pluralidad divina se fue
atenuando con la evolución del hombre en la esfera de la Filosofía y en el campo de la Ciencia;
pero, si esto le facultó para una mayor asimilación de la Realidad del Creador, también
le aumentó su responsabilidad espiritual. Cuando el religioso tradicional intenta abandonar su viejo
mito o desea mo-dificar su idea formal de la Divinidad, que hace tanto tiempo conserva infantilizada
bajo la protección del sacerdocio organizado, entonces sufre muchísimo; de la misma forma, sufren
los adeptos de la doctrina espiritista ante la concepción de que Jesús es una entidad aparte del
Cristo, Logos o Espíritu
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