Ellos suceden con la aparición de tal o cual astro o bajo determinado signo astrológico, porque
así fueron previstos. No son las combinaciones planetarias, como ser la influencia ascendente o
descendente de algunos astros y signos astrológicos los que propician los "buenos" o "malos"
presagios en la navegación marítima, en el transporte ferroviario, aéreo o automovilístico, como los
eventos felices o las perturbaciones trágicas en las familias o en las sociedades humanas. Ellos
marcan y predisponen los acontecimientos desde hace mucho tiempo, disciplinados por la Ley del
Karma. No es la vida de tal o cual astro o el efecto de cierta conjunción planetaria la que desata los
acontecimientos indeseables, sino la inexperiencia, la imprudencia, estulticia o embriaguez de los
conductores de los vehículos terrestres, marítimos o aéreos los que promueven los desastres.
Además, aunque los hechos trágicos parezcan ocasionales o imprevistos, también pueden haber sido
trazados por la Administración Sideral debido a una coincidencia kármica. Entonces, se escogen y
agrupan criaturas cuya ficha moral las condiciona a un determinado hecho, o accidente de rescate
colectivo, encaminándolas para el pago de los débitos contraídos en existencias pasadas
7
.
Bajo cualquier aspecto planetario sea de buena o mala influencia astrológica, Jesús no dejaría de
revelar su carácter formado y capacidad de renuncia a los bienes de la vida humana, porque esas
cualidades eran las características de su alma evolucionada, ajena a los astros y signos astrológicos.
Por eso, la conjunción planetaria de Saturno, Marte y Júpiter, bajo el suave signo de Piscis fue
escogida y prevista en el calendario sideral para el magnífico advenimiento del Mesías. La buena
influencia astrológica, al proporcionar fluido* sedativos y simpáticos, fue el estimulante para despertar
los mejores sentimientos de la humanidad terrena. Por lo tanto, fue un feliz evento astrológico que
catalizó sentimientos amorosos, pensamientos tiernos y pacíficos en los hombres, creándoles una
predisposición bienhechora para mayor éxito de la Era Cristiana.
En aquella época, se extendió alrededor de' orbe terráqueo un magnetismo de naturaleza
superior, que activó las buenas acciones en las personas predispuestas. Los espiritas y los ocultistas
saben que la Vida es el resultado o potencial de las fuerzas, que se manifiestan desde el mundo
oculto hacia el exterior. La materia compacta para la vista de los humanos, es el resultado de un
aglomerado de elementos invisibles, como son las moléculas y los átomos, los que se subdividen en
electrones, positrones, radiaciones, ondas, neutrones, mesones, protones, etc. Hay billones y billones
de átomos en una simple gota de agua, y si fuera ampliado hasta quedar al tamaño de la tierra, cada
uno de sus átomos no seria mayor al tamaño de una pelota de fútbol. Actualmente, los cientistas más
capacitados admiten la existencia de "campos mentales", formados por una energía distinta y
superior, y además, dotada de impulsos inteligentes. Aquello que los viejos hindúes explicaban hace
tantos milenios a través de sus compendios esotéricos, sobre la inmortalidad de la mente después de
la desintegración del cuerpo carnal, los científicos modernos hoy lo aceptan como evidente,
afirmando que el campo mental del hombre sobrevive.
En consecuencia, cuando los planetas toman determinadas posiciones en los signos astrológicos,
son verdaderos condensadores de las fuerzas ocultas que se convulsionan, se incorporan, elévanse y
vuelven a arremeter con todo su potencial en todas las direcciones. Lógicamente, la humanidad de un
mundo físico sufre en su contextura etérica, astral y mental la acción de una carga semejante que
fuera emitida por la humanidad del mundo que estuviera más cerca. Y, conforme sea el estado
espiritual de los habitantes de ese mundo próximo, es natural que también acusara sus buenos o
malos estímulos magnéticos. Indistintamente a la distancia física que separa a los astros, éstos se
hallan interligados ocultamente por las fuerzas que emanan de todo el Universo y que fluyen en todos
los sentidos.
7
Es el caso del incendio del Circo en Niteroi, donde murieron centenas de niños quemados, bajo el fuego devorador,
los cuales, eran los mismos espíritus que hace algunos siglos, en Roma, habían contribuido para matar a centenas de hijos
de familias cristianas en un festival macabro, en homenaje a cierto general romano. Y lo más importante, es que los
responsables por el fuego del circo de Niteroi fueron los mismos espíritus, que en Roma, atizaron el incendio del picadero
saturado de resinas donde se agrupaban las criaturitas cristianas. La Ley Kármica, también usó los mismos verdugos del
pasado para punir a los culpables kármicos.
37