La Ley aprovecha a esos hombres arbitrarios y crueles, movilizándolos como materia prima para
sembrar el Bien por medio del Mal, dado que ellos aproximan a los pueblos, crean fronteras, de-
rrumban tiranías, exterminan feudos seculares, sacuden el polvo de las viejas dinastías, abren
nuevas rutas para las relaciones humanas, proporcionan el ambiente favorable para los nuevos
ensayos políticos y sociales entre los sobrevivientes. Durante la revolución francesa se cometieron
bárbaras atrocidades e injusticias bajo el slogan esperanzado de "Libertad, Fraternidad e Igualdad".
El pillaje fue organizado y oficializado por los poderes dominantes; de ese estado de cosas creado,
no sólo se beneficiaron los pobres y aquellos que padecían de grandes injusticias, sino que se
agregaron los delincuentes y facinerosos, especie de cuervos que esperaban la carne predilecta.
Pero, paradójicamente, de ese movimiento sangriento y amparado por los conceptos de una moral
superior nacieron los principios, que más tarde consolidaron una jurisprudencia más digna; la
soberanía popular por la doctrina de la Democracia.
¿Cuántas veces surgen del pueblo, individuos inexpresivos, que se proyectan en medio de las
tropelías sangrientas, ávidos de glorias mundanas y festejados por las multitudes tontas, dominados
por una paranoia peligrosa? Serviles, incultos, tímidos, enfermos, frustrados, miserables e
impotentes, después se vuelven monstruos, bárbaros, impiadosos, cínicos, irascibles, brutos,
orgullosos y cuando son llevados al poder, pasan a desahogarse, cometiendo los mismos vejámenes
y resentimientos que acumularon durante sus días inexpresivos y desfavorables
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Mientras tanto, a Jesús siempre se le conoció como una criatura pacífica, de actividades claras y
honestas, aclarando, que su "reino no era de este mundo". Durante su vida terrena no practicó actos
de rebeldía, venganza o crueldad que lo nivelase a la conducta de los hombres despóticos y
belicosos. Su buen sentido permitía aconsejar a los hombres de "dar al César lo que es de César y a
Dios, lo que es de Dios"; su autoridad espiritual merece el culto de todas las escuelas espiritualistas
del mundo que le mantienen en sus memorias como un elevado Maestro. Los esoteristas, teosofistas,
rosacruces y yogas, reconocen a Jesús como una entidad liberada del yugo kármico, un "Avatar" o
Instructor Espiritual de alta estirpe; en fin, un "electo" de elevada categoría sideral y de amplitud
cósmica.
Fue un propuesto del Padre que trajo a la tierra el Bien por el Bien mismo, y no un simple
"escogido" que pudo sembrar el Bien en medio de las luchas del Mal.
Pregunta: Si Jesús no era un sedicioso, ¿cómo pudo ser enjuiciado por las leyes romanas?
Ramatís: El sacerdocio judaico consiguió argumentar y juntar pruebas contra Jesús entre los
propios seguidores y la turba que lo aplaudía en su entrada a Jerusalén lo incriminó como "sedicioso"
ante Poncio Pilatos, Procurador de Roma en la Judea.
Lo prendieron como si fuera un malhechor común, a pesar de haber luchado con las armas de la
ternura, bondad y amor. Pero, los verdaderos motivos de su crucifixión, cuyo holocausto el Maestro
aceptó sin protestar, exige un capítulo especial en la presente obra.
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Nota del Revisor: Es el caso de Hitler, pues en su juventud fue un individuo enfermizo, ignorante, taciturno y pobre,
tenía un mal comportamiento con sus amigos; sus trabajos eran rudos y humildes, como limpiar calles, cargar bultos, servir
de albañil, cavar pozos o remover nieve, consiguiendo a muchas costas, la divisa de cabo en la cocina del ejército alemán.
Sin embargo, cuando asumió el poder en Alemania, se vengó de todos los resentimientos que sufriera en su juventud por
parte de la sociedad, de los militares y judíos especuladores. Dominado por la megalomanía, profundamente exaltada por
un misticismo egocéntrico y mórbido que lo hacía suponer que era un predestinado para dominar y dirigir al mundo,
sobrepasado en su furor paranoico, dio rienda suelta a su perversidad y venganza, causando la catástrofe bélica del año
1939, donde fueron organizados los diabólicos campos de concentración y las cámaras de gases, ¡para eliminar de la faz de
la tierra a los judíos!
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