Pregunta: ¿Qué consecuencias tuvieron esos hechos?
Ramatís: El día lunes, Jesús y algunos de sus apóstoles subieron a la ciudad alta para mezclarse
con el pueblo y auscultar las novedades que había en el ambiente sobre los acontecimientos del día
anterior. Pronto llegó a sus oídos los rumores sobre la disposición adversa de las autoridades
religiosas contra la entrada bulliciosa de los galileos en Jerusalén. Los vivas y "hosannas" al rabí de
Galilea, considerado el "Rey de Israel" y el "Hijo de Dios", se interpretaba como el más cínico de los
ultrajes al Clero Judío y a la Ley de Moisés, y en cuanto a las provocaciones sediciosas en el patio
del templo era un sacrilegio, pasible de la pena de lapidación. Además, el procónsul romano dispuso
que las calles fueran patrulladas intensamente, pues habían recibido noticias alarmantes, que los
judíos se preparaban para una nueva insurrección. Al día siguiente, el lunes, Jesús y sus discípulos
estaban marcados como verdaderos enemigos de la Ley y de la Religión. El Sumo Sacerdote había
convocado reunión para el día martes, con carácter de urgente para discutir la osadía de aquel
profeta peligroso, elocuente y seductor, que era llamado Jesús de Nazareth.
La verdad es la siguiente; debido a la imprudencia de sus partidarios se invirtió el clima de la
recepción que iba a tener Jesús a su llegada, pues sus palabras de cariño y afecto, se habían
comprendido muy distinto respecto al objetivo espiritual de su doctrina. Jamás hubiera imaginado que
después de haber pregonado durante tres años su Evangelio de amor, sus propios adeptos fueran a
timarlo en su fundamento, pues su llegada a la ciudad de Jerusalén se había proyectado a espalda
del Maestro bajo una férrea indisciplina y la codicia voraz por alcanzar el poder material de Israel. Lo
peor ya estaba hecho, pues aunque los galileos eran tildados de provincianos tontos y sin cultura
alguna por los jerusalemitas, la verdad es que Judas, el Gaulonita, hombre muy temido se había
rebelado contra los romanos veinte años antes, y era de la misma Galilea de donde procedía Jesús.
Por consecuencia, los galileos eran primitivos, osados, decididos, cosa que jamás podía pasar
desapercibida a los astutos sacerdotes de Jerusalén. Y, algunos de ellos se descargaban diciendo
que "el Maestro Jesús demolería el templo y lo reconstruiría, en tres días", lo que era considerado
como una gravísima blasfemia contra el sentimiento religioso, amparado por el Clero Judío.
También es cierto, que todavía no habían ocurrido acontecimientos, subversivos o
derramamiento de sangre por parte de los acompañantes de Jesús, como sucedió con la rebelión de
Judas, el Gaulonita, responsable por la muerte de muchos romanos y por la terrible crucifixión en
masa de sus secuaces en los campos de Galilea. Pero, las autoridades de Jerusalén consideraban
ostensiva y sediciosa la marcha de los galileos aclamando a viva voz al Rey de Israel y al Hijo de
Dios, sin contar el desorden y los perjuicios causados, como se verificó en el patio de los Gentiles,
pues sus secuaces, aprovechando la situación habían cometido depredaciones y robos. Jesús no
ignoraba que esos acontecimientos habían sido planeados por sus adversarios para encuadrarlo bajo
las leyes punitivas de Judea y aun de Roma.
Pregunta: ¿Después del día martes, qué sucedió con Jesús y sus apóstoles?
Ramatís: El Maestro en compañía de Pedro y Juan transitó en medio de la multitud en el centro
de Jerusalén, visitó la plaza del mercado, localizó las sinagogas y los lugares donde podía pregonar
el Evangelio. Proyectaba iniciar sus pregonaciones con modelación y tolerancia, sin herir a nadie y
mantener el respeto ante el sacerdocio organizado y a la Ley de Moisés. Más tarde, cuando el pueblo
se hubiera familiarizado con sus ideas de liberación espiritual, entonces trataría de llamarlos a la
razón, recordándoles los pecados que esclavizan el espíritu a la animalidad. No pretendía modificar el
mundo, sólo al hombre.
Desgraciadamente, las noticias a su respecto cada vez eran más graves, peligrando su libertad,
pues los edictos del centurión Quinto Cornelio, comandante de la Torre Antonia, mandaba cerrar las
puertas de la ciudad y exigía a los que se retiraban el visto bueno sacerdotal o bien, el consentimiento
de las autoridades romanas. £1 número de patrullas se había aumentado, que parecían proceder en
un todo de acuerdo con los esbirros del Sanedrín. Corría la voz que algunos galileos osados habían
intentado copar el abastecimiento de agua del templo, penetrando por el acueducto que estaba junto
a la vieja Torre de Siloam. Los más pesimistas veían la posibilidad de una crucifixión colectiva, a
ejemplo de lo sucedido con los secuaces de Judas, el Gaulonita en las planicies de Galilea.
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