lecciones prácticas, sin complejidades, dado que desenvuelven la mente y ajustan las emociones del
discípulo sin exigencias cansadoras o compromisos raros. Además, insistimos en decir, que después
del advenimiento de Jesús, ya no se justifica la iniciación a "puertas cerradas".
Considerando que el Cristianismo ha llegado a convertir personas de las más variadas razas,
como el árabe, el hindú, el chino, el japonés y al mismo salvaje, es obvio que los Esenios
encontraban facilidad en adoctrinar al judío especulador y obstinado, porque era un movimiento que
había nacido y evolucionado en su propia patria y enseñado por sus propios hijos.
Pregunta: ¿Los apóstoles, también hacían parte de la Cofradía de los Esenios?
Ramatís: Apenas Juan el Evangelista tenía acceso a los ritos internos, pues era un iniciado, y en
el pasado había sido el profeta Samuel, que fundó y organizó la "Fraternidad de los Profetas" en el
cual los Esenios se inspiraron más tarde. Además, los apóstoles de Jesús se desbandaron totalmente
ni bien se apagaron las luces mesiánicas del Maestro Jesús, ni tampoco podían escalar a corto plazo
los tres años de iniciación esotérica del Círculo Interno de los Esenios. Por otra parte, el modesto
discípulo o el terapeuta del mundo exterior, debía permanecer el período de tres años en los
santuarios menores y de actividades para el bien ajeno en su vida común, para recién poder aspirar a
las prácticas de los grados superiores.
Sin embargo, Jesús transmitió oralmente a sus apóstoles muchas de las enseñanzas extraídas
de los ancianos del Monte Moab y hasta consagró algunas de las prácticas esotéricas entre los
mismos, como la ceremonia del "lavado de los pies" y la "cena tradicional", que el neófito Esenio
debía ofrecer a los veteranos en una demostración de júbilo fraterno.
Pregunta: ¿Nos podéis comunicar algo respecto al "Consejo Superior" que conformaban los
setenta ancianos Esenios?
Ramatís: En el Consejo Supremo sólo se admitía a los Esenios idóneos y de elevado tenor
espiritual, hombres de alta capacidad y sabiduría que habían renunciado a los deseos de la vida
humana y estaban dispuestos a sacrificarse por sus semejantes. Ellos mantenían su vida carnal en
función de verdaderos catedráticos de la espiritualidad; y en el pasado habían servido en la
"Fraternidad de los Profetas". En la época de Jesús estaban encarnados entre los ancianos los
profetas Ezequiel, Micheas, Nehemías y Job que formaban el Consejo Supremo bajo la tutela del
profeta Jeremías. Esos ancianos Esenios eran un grupo de espíritus que desde los comienzos de la
Atlántida venían elaborando los estatutos preliminares de la efusión espiritual en la tierra y
preparando el terreno propicio para que el Maestro Jesús sembrara la semilla bendecida del
Cristianismo. En tiempos remotos fueron conocidos como los "Profetas Blancos"; después por
"Antulianos", "Dactylos", "Kobdas" y finalmente Esenios. Actualmente se hallan diseminados
nuevamente por la tierra para organizar una nueva y disciplinada iniciación esotérica con poderosa
actividad en el mundo profano a fin de revivir al Cristianismo en sus bases milenarias. Jesús también
había participado con ellos en la Atlántida, cuando vivió como Antulio, el profeta sublime, que en
época tan lejana fundó la "Fraternidad de la Paz y el Amor", cuyos adeptos fueron conocidos por la
tradición esotérica como "Antulianos". Y, Jesuelo, el notable discípulo atlántico que fuera fiel hasta los
últimos instantes de la invasión de los bárbaros y de la destrucción del "Templo de la Paz y el Amor",
donde sucumbió Antulio, también retornó a Judea para participar en el advenimiento del Cristianismo,
encarnando la figura de Juan Evangelista.
Los ancianos Esenios se despreocupaban por cualquier favorecimiento humano y no había cosa
alguna que les despertara la codicia y el deseo de posesión de los valores del mundo. Pero, no era su
edad avanzada lo que facilitaba su elección para la dirección de las cofradías esenias, sino la
abdicación incondicional de sus vidas en favor de cualquier causa o necesidad humana. Pedro, que
había negado al Maestro tres veces ante la Pregunta inquisidora de loa esbirros del Sanedrín,
después de algunos contactos con los Esenios del Monte Moab, donde conoció el significado exacto
de la vida y obra del Cristo Jesús, se dejó crucificar con cierta calma en Roma, rogando que lo
pusieran cabeza abajo para no ser igualado a su querido Maestro.
Los Esenios conocían perfectamente toda la ciencia del alma, pues lo que hoy muchos hombres
buscan a través del Esoterismo, la Teosofía, los Rosacruces, del Espiritismo, de los menajes de
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