niños, se daba asilo a los viejos y a los enfermos, se enseñaba el respeto a los demás y el culto a los
bienes del Espíritu Superior.
Por lo tanto, es evidente, que ese grupo de hombres cultivando aisladamente las virtudes
superiores del Espíritu, era una especie de "embajada" espiritual que descendió a la tierra para recibir
al Mesías, el que más tarde daría forma objetiva y didáctica a los mismos principios de los Esenios y
que además, los afirmaría con su propia sangre. ¿Qué pueblo o agrupación humana podía ofrecer
condiciones tan favorables como lo hizo el pueblo judío con su fe, y los Esenios con su sabiduría
espiritual? Los romanos, los griegos y los egipcios vivían aferrados a sus dioses que satisfacían el
gusto de sus profesantes; en esas civilizaciones populosas abundaban los credos, sectas, intereses y
caprichos que desunían a las personas y les impedían dedicarse a una doctrina simple, humilde y
popular como era el Cristianismo. Los romanos ofrecían tributos a sus dioses, solicitándoles que le
satisfacieran sus caprichos, deseos y pasiones interesadas; los griegos perdían su precioso tiempo
en las especulaciones filosóficas en medio de los ¿por qué? interminables y en la verborragia de
sutilezas irreverentes; los egipcios, fanatizados al culto de Osiris, hacían de la muerte que libera, un
motivo de adoración que atemorizaba y abatía al espíritu. ¿Qué éxito hubiera tenido Jesús si hubiera
expuesto la ternura de su Evangelio, enfrentando el sensualismo de los bárbaros, la arrogancia y el
orgullo de los romanos o la presunción y envanecimiento cultural de los griegos, que consumían su
tiempo haciendo acrobacias excéntricas en el trapecio de la mente?
Jesús, debido a su renuncia y honestidad espiritual podía haber prescindido de los Esenios para
plasmar su obra redentora, y aún hubiera podido llegar al Calvario en la "hora psicológica". Sin em-
bargo, no podemos afirmar lo mismo respecto a la sobrevivencia y éxito del Cristianismo, sin el
terreno abonado por los Esenios.
Pregunta: ¿Nos podéis destacar el trabajo particular que hizo el Maestro Jesús, aunque tenemos
presente la influencia de los Esenios?
Ramatís: Jesús, como sublime catalizador angélico dio vida y forma en el mundo exterior a sus
ideas, que le fueron inspiradas por la amistad sincera de los Esenios. Todo lo que ellos pensaban,
sentían y cultivaban, se armonizaba perfectamente con el alma de Jesús, lo cual dio mayor vida a sus
elevados principios, haciéndolos indestructibles y resumiéndolos en el sublime Código Moral de la
humanidad: ¡el Evangelio!
Como todo idealista intrépido, se abrió paso en el largo camino de las civilizaciones humanas,
combatiendo al fariseísmo, el negociado religioso, la explotación de los poderosos y la ganancia de
los ricos, antes de ser un hábil político o líder religioso, capaz de contentar a griegos y troyanos.
También es cierto que Rama, Krisnha, Confucio, Zoroastro, Buda y demás instructores religiosos
pregonaron el Amor que une contra el odio que separa, pero Jesús apenas disponía de un pequeño
grupo de hombres iletrados, rudos y supersticiosos para transformar ese mismo Amor en una doctrina
que se afianzara y expandiera, conforme pasaran los siglos. Incomprendido por sus familiares,
amigos y discípulos, consiguió componer sobre la tierra un poema épico escrito con la tinta roja de su
propia sangre, vertida en el martirio de la crucifixión, y que la posteridad está obligada a reconocer
como el único y viable proceso que es capaz de liberar al hombre de la esclavitud animal.
Pregunta: ¿La influencia de Juan el Bautista, fue el impulso que el Maestro Jesús necesitó para
realizar su obra mesiánica?
Ramatís: Juan el Bautista, en verdad, fue el que removió el fuego de las ideas mesiánicas del
Maestro, pero quién las fortaleció fue la inspiración elevada de los Esenios. La fuerza salvaje de la
austeridad de Juan el Bautista condenando implacablemente a los ricos, poderosos y corruptos,
impresionó a Jesús y tuvo el don de eliminarle las excitaciones, pues estaba seguro, que todo eso se
podía realizar públicamente pero bajo el toque amoroso y de la santificada comprensión que la
humanidad necesitaba. Aunque Jesús había sufrido la influencia estimulante de Juan el Bautista, no
seguía los mismos pasos respecto a su ética agresiva. A ésta, Jesús se opuso con la humildad, la
bondad y la tolerancia, propia de los Esenios. Juan el Bautista murió por su obstinación en
excomulgar a los Reyes, poderosos y afortunados, atrayendo hacia su persona la ira y venganza de
sus adversarios.
163