acciones por el convencimiento de la Ley de la Reencarnación y por ende en la Inmortalidad del alma.
Como la tendencia humana es la de progresar constantemente hacia expresiones más útiles e
inteligentes, una vez que los Esenios se consolidaron en esa agrupación de beneficencia, de
seguridad económica y elevada disposición moral, es natural que naciera la idea de una institución
esotérica, a fin de cultivar los valores del espíritu inmortal. Al comienzo construyeron pequeños
monasterios en cada una de las comunidades rurales, dando lugar a las primeras manifestaciones del
culto espiritual, cuyas prácticas todavía se subordinaban a las supersticiones y ritos complejos de los
orientales. En ese entonces, estaban en la fase de la siembra, en que al lado de las admirables flores
del entendimiento superior, se encontraban las hierbas de la mediocridad humana. Sin embargo, la
dignidad, los objetivos superiores y el desinterés de los Esenios, adheridos exclusivamente al bien,
atraían la atención de lo Alto y al poco tiempo comenzaba a notarse la presencia de elevadas
entidades espirituales, que más tarde pasaron a orientarlos eficazmente en el progreso espiritual de
la colectividad. Como la Cofradía de los Esenios era una verdadera resurrección de la Vieja
"Fraternidad de los Profetas" fundada por Samuel, lo Alto permitió en su medio las encarnaciones de
algunos profetas, que son figuras de renombre en el Viejo Testamento. Rápidamente, el padrón
espiritual de los Esenios se elevó ante la presencia de esos excelentes espíritus siderales; y dio lugar
a la selección, excluyendo de los ritos y ceremonias los excesos supersticiosos, creciendo los
conocimientos de orden superior sobre la inmortalidad del alma, pero guardando la necesaria reserva
de aquello que el hombre profano aún no podía entender ni respetar.
Jesús consiguió entre ellos las energías espirituales que tanto necesitaba para neutralizar las
hostilidades del mundo, en el desempeño de su obra redentora. Desde ese período en adelante se
comenzó a exigir a los adeptos el máximo sobre la divulgación de las prácticas esenias, pero que no
debían ser divulgadas ni practicadas fuera de los santuarios, cosa que Jesús, por ser una entidad de
elevada jerarquía no violó jamás. De ahí nace la diferencia entre los terapeutas que prodigaban
bienes al mundo profano sin tener la iniciación de los santuarios internos que poseían grados
superiores. Esos altos iniciados vivían su vida en los monasterios, grutas, minas viejas o
abandonadas y lugares distantes del bullicio mundano.
Pregunta: ¿Cuáles son los indicios que nos pueden informar sobre la convivencia de Jesús con
los Esenios?
Ramatís: Los estudiosos ocultistas saben que algunas reglas y ciertos principios adoptados por
los cristianos en sus actividades doctrinarias, hacían parte de las prácticas y votos de los esenios de
la época. También es verdad, que Jesús siendo un espíritu sabio y admirablemente práctico, eliminó
de las enseñanzas esenias las complejidades, votos fastidiosos, "mantrans" o posturas iniciáticas que
pudieran oscurecer la esencia espiritual y dificultar las relaciones entre los discípulos y el Maestro.
Las enseñanzas superiores que él cultivó en la intimidad de los santuarios esenios, más tarde las
simplificó ante el público lego en forma de aforismos y parábolas, de elevada sabiduría espiritual.
Enseñó a sus discípulos a vivir a la "luz del día" los mismos principios y votos que muchos adeptos
sólo hacían entre las columnas del templo iniciático.
Algunas de sus formas en el proceder ante el mundo profana eran semejantes a la de los
Esenios, ya fuera para fluidificar el agua, hacer pases e imponer las manos en la cabeza de los
enfermos. Los Esenios del "Círculo Interno" eran vegetarianos rigurosos y la alimentación a base de
pescado, sólo era permitida ante la falta total de frutas y legumbres. Eran adeptos al celibato,
condenaban la esclavitud, se oponían a las guerras, a la violencia y agradaban de la vida en común,
además eliminaban las fronteras de castas y diferencias sociales. No admitían mujeres en sus
reuniones, asambleas y consejos, cosa que el Maestro Jesús también estaba de acuerdo, pues no
aceptó a María de Mágdala o María, su propia madre, cuando le insinuaron que las dejara participar
en la ceremonia del lavado de "los pies" y en la "última cena" entre los apóstoles.
Los Esenios eran contemplativos y oraban con su rostro mirando hacia Oriente cuando el sol
nacía; eran disciplinados para ingerir los alimentos, moderados en el vestir y totalmente
despreocupados de los bienes del mundo. No tenían atracción por las monedas ni joyas cuya
indiferencia el mismo Jesús reveló cuando advirtió a Judas que "no le pesase la bolsa de dinero" y en
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