Capítulo XXVI
JESÚS Y LOS ESENIOS
Pregunta: Algunas obras esotéricas, principalmente de la "Fraternidad Rosacruz", afirman que el
Maestro Jesús vivió entre los Esenios, cuya influencia se evidenció a través de su obra cristiana. En
distintas obras de índole mediúmnica, consideran que es inexacto. ¿Qué nos decís al respecto?
Ramatís: Jesús estuvo en contacto con los Esenios durante algún tiempo en donde conoció sus
costumbres, austeras virtudes y también apreció las sencillas ceremonias que se realizaban en los
santuarios menores y externos, como así también, los sugestivos ritos del "Círculo Interno". Muchas
de sus prácticas y obras realizadas en el mundo profano demarcaban las características esenias que
eran de elevado tenor espiritual, dado que tenían mucha semejanza con los primeros cristianos.
Jesús, como entidad de elevada estirpe espiritual e insaciable investigador sobre el espíritu
inmortal, jamás dejaría de conocer a los Esenios e interesarse por sus ideas, puesto que enseñaban
el amor a Dios y al prójimo, creían en la inmortalidad y en la ley de la reencarnación. Todas las
religiones, sectas y movimientos espiritualistas de la época fueron observadas por Jesús, cuya mente
privilegiada asimilaba inmediatamente la esencia interior, desestimando totalmente sus apariencias
exteriores. Sería bastante extraño y un desmentido al tipo espiritual evolucionado del Maestro, si
hubiera sabido de los Esenios y no se hubiera interesado por sus trabajos constructivos.
Pregunta: ¿Por qué causa no llegaron hasta nosotros las pruebas de que Jesús había tenido
contacto con los Esenios?
Ramatís: Porque el Maestro no perteneció, ni se afilió en la orden de los Esenios, pero tuvo
relaciones íntimas y participó de los ritos internos que los Maestros y Mentores Espirituales de esa
orden desarrollaban, hallando muy apropiado que asistiera una entidad del quilate de Jesús. Los
Esenios del "Círculo Interno" cuyas prácticas eran ignoradas, hacían votos de silencio para que no
trascendiera al exterior, lo que llevó a los historiadores a no creer en su existencia, exceptuando a los
terapeutas o adeptos externos.
Además, Jesús nunca manifestó su condición de miembro honorario en la Orden de los Esenios,
donde el silencio era un voto de severa responsabilidad moral. En consecuencia, salvo Juan
Evangelista que conocía esa disposición del Maestro y de sus contactos con los Esenios, nadie más
podía identificarlo al respecto. Por eso, no consta nada en los evangelios escritos posteriormente a la
muerte de Jesús, que además de constatar contradicciones e interpolaciones, describen cosas que
jamás sucedieron. Además de dichas incoherencias que abren tremendas dudas a los estudiosos
capacitados, todavía están aquellos que opinan que nunca existió el Rabí de Galilea, y no es de
extrañar que duden de las relaciones ocultas que tenía el Maestro con los Esenios.
Pregunta: ¿Qué diferencia existía entre los terapeutas y los Esenios del "Círculo Interno"?
Ramatís: La Cofradía de los Esenios tuvo origen en el año 150 antes de Jesús, en el tiempo de
los Macabeos; era una especie de asociación moral y religiosa que nos recuerda algo de las coopera-
tiva» agrícolas modernas, que además de dedicarse a la industria, al comercio y al trabajo, se
esmeraban por la asistencia social y la educación de sus afiliados. Así nacieron pequeñas sociedades
oagrupaciones en los pueblos de Judea, que más tarde se extendieron hasta Fenicia, la India y
Egipto. Cada asociación era dirigida por los miembros más viejos de la comunidad, cuyos afiliados,
vivían todos juntos, pues participaban de los bienes en común. Cada familia esenia se comprometía a
criar por lo menos, un hijo de otra familia que fuera numerosa y pobre.
Al comienzo, sólo se dedicaron al trabajo, a la cría de aves, a la pequeña industria manual y a los
trabajos de artesanía; pero ante la necesidad de atender y providenciar lo necesario a sus miembros,
comenzaron a estudiar la influencia de las plantas sobre los humanos; compulsaron obras
terapéuticas egipcias e hindúes, dando lugar al nacimiento de la profesión de curadores. Como se
trataba de una asociación disciplinada que no reconocía otra autoridad que no fuera la de sus
Mentores, pronto se transformó en una agradable cofradía, cuya alimentación sana y forma de vida
respetable, aliadas las prácticas y costumbres religiosas, amando a Dios y al prójimo, espaldaban sus
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