Ramatís: Muchas veces la razón humana intentó dominarle los sentimientos divinos, invitándolo a
participar de los placeres de la carne y atender las exigencias naturales de su ancestralidad biológica.
Jesús no podía dejar de reconocer que eso también era un derecho divino promulgado por Dios a
todos los hombres, puesto que la existencia humana era un curso educativo para perfeccionar el
alma. Malgrado a su estirpe angélica, el Divino Maestro también sentía la necesidad de una caricia
afectiva que lo ayudase a soportar sus horas de angustia. Era un ángel exilado en un mundo agresivo
y perturbado, y llevaba desventajas con los habitantes que en él vivían satisfactoriamente.
La necesidad de bastarse a sí mismo, porque era una conciencia angélica y un conductor de
almas, no lo exceptuaba del aislamiento espiritual por falta de compañeros afines a su tipo sidéreo. Ni
tampoco contaba con la compañera afectiva para ayudarlo a vencer las horas cruciales de su vida
excepcional, porque era un espíritu muy particular para ser entendido en los roles puramente
humanos. Su cerebro tomaba temperatura por exceso de raciocinios comparativos sobre la vida
humana y los valores infinitos del Cosmos. Encadenado a la forma limitativa del mundo terráqueo,
mal podía contener la expansión constante de su alma que vibraba más allá del tiempo y del espacio
en la inmensidad del Universo.
Sin embargo, señor de su voluntad y de su libre albedrío no olvidaba la promesa espiritual que
había formulado antes de su reencarnación, ni tampoco protestó ante el sacrificio del Calvario, acep-
tándolo como un corolario justo por su vida amorosa y benigna hacia la humanidad.
Pregunta: ¿Cuáles fueron los recursos que lo Alto adoptó para inspirar y fortalecer a Jesús en su
mensaje de Amor y Redención?
Ramatís: Los Mentores no tenían ninguna duda sobre el heroísmo y la integridad moral del
Maestro en su desempeño de la sacrificial misión. Pero, como era un espíritu angélico, sin causas
kármicas a rescatar, era justo que recibiera los estímulos y sugestiones adecuados para su mejor
desempeño en la tarea a realizar. Era un mensajero voluntario que descendía para invitar a los
hombres a que participaran definitivamente en un mundo de paz y armonía, donde todos serían
limpios y liberados de sus pecados. De esa forma, Jesús tenía que agudizar su ingenio para
presentar imágenes bellas e ideas fascinantes a fin de atraer y conmover a sus oyentes para que se
interesaran en el amoroso "Reino de Dios".
A pesar de su condición espiritual Jesús también sufría los efectos opresivos y tristes que las
hostilidades del mundo material le causaban. Malgrado se diga que el ambiente no influye ni modifica
el contenido espiritual del ser; la emotividad y la disposición mental de las almas encarnadas
dependen considerablemente de las condiciones y circunstancias del medio donde ellas deben vivir.
El espíritu superior una vez encarnado en la tierra queda limitado en su expansión y júbilo espiritual,
que es un estado peculiar al mundo edénico donde residía. Por eso, Jesús necesitaba de los
estímulos afines a su misión y motivos del mundo material en donde se manifestaba, para delinear
con cierta vitalidad espiritual los panoramas del mundo venturoso que prometía a todos sus oyentes.
No se puede desear el éxtasis del santo, ni exigir al poeta un sublime poema, si lo colocamos en
el ambiente repulsivo de un matadero. Si el medio influye en la educación del hombre, es lógico que
también influya en su estado espiritual y por ende en sus emociones. La música pesarosa es obra de
los compositores que nacieron y vivieron en países melancólicos de atmósfera triste, húmeda y ne-
blinosa que baja la condición vibratoria del ser especifica los motivos pesimistas. Mientras que la
música alegre, bulliciosa y contagiosa procede de los países tropicales, donde las personas gozan del
sol, del aire y de los colores alegres.
Por eso los Mentores del planeta resolvieron que Jesús encarnara en un lugar poético, ameno y
lleno de luz, poesía y colores que le serviría de encantadora sugestión a su alma, a fin de asociarle
gratos recuerdos de la belleza y encanto del "Reino de Dios" que le cabía pregonar a los terrícolas.
Pregunta: ¿Nos podéis dar algunas explicaciones sobre esa in-fluencia poética que ayudó al
Maestro para inspirarlo en su oratoria sobre el "Reino de Dios"?
Ramatís: En base a esa necesidad estética y emotiva, los Mentores Siderales planearon la
encarnación de Jesús en Judea, cuya nación en aquella época poseía el material humano adecuado
para hacer efectivo el plan sacrificial que le fuera trazado desde la cuna hasta la cruz. Entre
las
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