Mientras tanto, es bastante absurdo y falso el proceso que se atribuye a Jesús, haciendo entrar a
esos espíritus en el cuerpo de los cerdos, «cuya manada la formaban cerca de dos mil y se
precipitaron despeñadero abajo, hacia el mar, donde se ahogaron». El Maestro había ordenado:
«Espíritus inmundos, salid de esos hombres» a lo cual le respondieron que «eran una legión» (de
obsesores), acrecentando Jesús: «Idos de estos hombres, pues el espíritu inmundo no habita en los
hombres pero sí, en los puercos». Siempre que se le atribuye violencia, irascibilidad o venganza al
excelso y bondadoso espíritu de Jesús, aunque conste en los autorizados evangelios no debe
aceptarse, dado que su carácter era sumamente generoso y tolerante. Por eso, la narración sobre los
endemoniados geraseanos es una incongruencia que desmiente la elevada naturaleza del Maestro.
Jesús jamás hubiera causado tan enorme perjuicio a los dueños de la manada de puercos,, y menos,
ante la supuesta transferencia de los espíritus obsesores en el cuerpo de los cerdos, cosa que no
tiene cabida en ninguna de las leyes conocidas para la materia, ni para el mundo inmortal de los
espíritus.
Pregunta: ¿Es verdad que Jesús caminaba sobre las aguas?
Ramatís: Aun hoy en la India, no es muy difícil encontrar individuos que realizan el prodigio de
caminar sobre el agua y sobre cantidades de varilla con puntas afiladas, como sentarse en un brasero
al rojo sin padecer en lo más mínimo, pues la materia, también es energía condensada que forma
parte del mundo oculto y puede ser dominada por el hombre, como vuestra ciencia día a día lo va
comprobando. Pero, es necesario distinguir la función que brinda un. prestidigitador que sorprende al
sentido común de las personas, produciendo fenómenos raros, con la «misión» de un Espíritu del
quilate de Jesús. El primero puede volverse un hombre de los milagros» y ser aplaudido por el público
fanatizado; el segundo, es un libertador de almas que dispensa de los recursos de la materia para
organizar su apostolado. Jesús podía realizar todos los milagros que le fueran atribuidos, aunque
actuara sabiamente con las energías naturales del mundo físico; pero, eso no le era propicio para
convencer a la criatura humana, necesitaba de su liberación espiritual. Ningún misionero por
poderoso que fuera en el manejo de las fuerzas ocultas, conseguiría transformar un hombre en un
ángel a costa de fenómenos y milagros. El espíritu del hombre no se gradúa hacia la angelitud
presenciando milagros o admirando a los "magos de feria", sólo ha de conseguirlo liberando en sí
mismo las fuerzas espirituales, que han de aclararle la mente y después le amplían su conciencia.
El "milagro" del Maestro Cristiano de caminar sobre las aguas, conforme citan los evangelistas,
se debe a la errónea interpretación de una costumbre tradicional entre los galileos de su época.
Había dos caminos muy conocidos que convergían en Cafarnaum y otras localidades de Nazaret; uno
de ellos cortaba la planicie y lo llamaban "camino del campo"; otro costeaba el lago Tiberíades y lo
denominaban el "camino de las aguas". Cuando alguien iba o volvía costeando el lago Tiberíades, era
costumbre decir, que "fulano iba o venía por el camino de las aguas". Transcurrido cierto tiempo, fue
más apropiado decir, que "fulano andaba por las aguas". De esa forma, cuando Jesús volvía con sus
discípulos hacia Nazaret, era muy común decir que el "Maestro venía por las aguas"; eso fue lo que la
tradición religiosa trajo hasta nuestros días, es decir, la leyenda de que "Jesús andaba sobre las
aguas".
Pregunta: Si hace dos mil años, Jesús hacia curaciones positivas; ¿por qué algunos médium
actuales fracasan, aunque utilicen los mismos recursos curativos que usaba el Maestro Cristiano?
Ramatís: Todos los enfermos no tienen la misma disposición para ser curados. El enfermo debe
ir al "encuentro" del curador y ser dócil a la cura, ya sea sometiéndose a la terapéutica de los
encar-nados o desencarnados, pues de ello depende la mayor o menor eclosión de las energías de
ambos —enfermo y curador—. Cuando la fuente emite los fluidos es bastante energética, como en
el caso de Jesús, el enfermo se cura rápidamente, sin convalecencia; pero, cuando el curador es
débil de potencial, entonces es necesario que el enfermo opere con la fuerza de su fe,
centuplicando la energía indispensable los fluidos curativos. Ese fenómeno se procesa con más
propiedad u el plano espiritual y no en el carnal, en una especie de automatismo desconocido
para la conciencia física, cuya actitud positiva de esa fe que "transporta las montañas" es la "llave"
que abre las compuertas de las energías, que se hallan latentes en el alma humana. La cura rápida
e incomún no es milagro, ni misterio, es el fruto de una serie de circunstancias de carácter
moral y espiritual, cuyo suceso
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