quisieron llevar el caso a cuenta de una resurrección, derogando de esa forma las leyes que el
Maestro dijo que no venía a destruir, sino a cumplirlas. El caso de Lázaro hoy tiene muy fácil
explicación en la esfera de la patogenia cataléptica, por ese motivo, Jesús dijo que en el futuro otros
harían mucho más de lo que él hacía. El cuerpo del supuesto resucitado estaba rígido, pero vivo,
pues el joven Lázaro sufría de terribles ataques catalépticos. Hubo sí, un despertar salvador, pero no
la resurrección de un cuerpo en supuesta descomposición. Conforme dice el Nuevo Testamento,
Jesús llegó junto a Lázaro y le ordenó imperativamente que se levantara, y dándole fuerzas
magnéticas de gran vitalidad Lázaro se recuperó rápidamente de la rigidez muscular que lo mantenía
inactivo. Si el cuerpo de Lázaro había sido inhumado cuatro días antes, como dice el evangelio de
Juan, y en un terreno caluroso y favorable para la multiplicación de la fauna microbiana, Jesús, sólo
hubiera encontrado un cadáver putrefacto, carente del fluido vital que mantiene la vida corporal.
Entonces, Lázaro, víctima del terrible ataque cataléptico tenía que haber sucumbido en la calurosa
gruta de piedra si Jesús no lo hubiera llamado a la vida, antes de su entierro definitivo.
Los autores de ese "milagro" no se contentaron con la resurrección atribuida a Jesús, pues
también se encuentran pasajes donde Pedro resucita a una joven, como se podrá observar en el
«Libro de los Actos de los Apóstoles» (Cáp. IX-40).
Pregunta: ¿Y, respecto al milagro de la multiplicación de los cinco panes y dos peces, con los
cuales fueron alimentados cinco mil personas?
Ramatís: La tradición milagrera también dice que Moisés multiplicó los alimentos en el desierto,
haciendo caer el maná para alimentar a los judíos fugitivos de los egipcios; por eso, Jesús el Salvador
de los hombres, no podía dejar de hacer igual o superior milagro. La verdad es que el Maestro no
pretendía multiplicar los bienes materiales de los hombres, sino, "el pan del espíritu" que era lo más
buscado por él en favor de la criatura humana.
Pregunta: Respecto a las curas de los paralíticos, ciegos, sordos, mudos y leprosos, ¿qué nos
podéis decir?
Ramatís: Aunque el Maestro era una entidad angélica, responsable por la vida espiritual en el
orbe terráqueo, debía adaptarse al metabolismo complejo de la vida humana y de sus relaciones con
el medio. Bajo la pedagogía de los Esenios, amigos de la familia, Jesús desenvolvió las fuerzas
ocultas bajo rigurosa disciplina y aprendizaje terapéutico, al punto, que llegaba a curar a todos
aquello» que dinamizaban sus fuerzas en un intenso estado de fe. Mas él no contrarió ni violentó las
leyes del mundo físico o del mundo espiritual. Seguía determinados métodos y reglas para la
distribución, concentración y entrega de sus fluidos curativos. El Maestro, siendo Sabio y Justo se
sometía fielmente al mecanismo natural de la vida humana creada por Dios y ejercía su ministerio sin
discrepar con los principios de control y organización de los mundos planetarios. No hay dudas, que
la capacidad espiritual de Jesús le permitía dispensar de la técnica y gestos apropiados para efectuar
sus curas. Sin embargo, movilizaba, dirigía y aplicaba los fluidos terapéuticos conforme a las leyes
que los regían. Cuando actúan los espíritus desencarnados junto a un médium curador, éstos no
necesitan hacer ningún gesto, porque ellos apenas funcionan como catalizadores de la fe de los
enfermos, mientras sus protectores siguen las reglas de las leyes terapéuticas. Así, Jesús curaba por
la imposición de las manos, por la concentración y dispersión de los fluidos, como si fuera un hábil
técnico, moviendo con seguridad y precisión las fuerzas vivas y creadoras. Hoy, cualquier persona
sabe muy bien, que la electricidad exige determinados recursos e inteligencia para ser aplicada
exitosamente en favor del género humano. Esa electricidad no circula por los cables que contengan
material aislante, por más vigorosa que sea la capacidad de la usina. Las leyes que regulan el flujo de
la energía eléctrica, exigen un camino apto y un sabio control para determinados usos, así resulta
provechoso el calor, la luz y el frío generado por esa fuerza. Jesús, mientras tanto, aportaba el Bien
con fuerzas más sutiles, disciplinadas por las elevadas fuentes creadoras del Espíritu, entonces, era
un Sabio, no un milagrero, pues actuaba con inteligencia en todas sus curas, sometiéndose a la
técnica y reglas terapéuticas del magnetismo superior.
No os quepa la menor duda, que la fuerza principal que dinamizaba esas curaciones, era la
naturaleza angélica de su alma, entregándose confiado y receptivamente a sus enfermos. Sano
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