Fisiología del Alma
miembros de religiones sectarias que no comprenden todavía lo
que sea la evolución del espíritu y no creen que el animal pueda
tener alma, ni que los perjuicios que causáis al cuerpo carnal
se reflejan en el cuerpo espiritual; pero es siempre contradicto-
rio que el espiritista abogue por la práctica de la ingestión del
cadáver de su hermano inferior, cuando ya es portador de una
conciencia más amplia y desarrollada, bajo la alta pedagogía de
los maduros valores iniciáticos del pasado.
¡es probable que nuestras reflexiones sobre el vegetaria-
nismo sean consideradas improductivas y ostensivas, por parte
de cierto porcentaje de espiritistas; no obstante, sus censuras
contra aquel sistema y sus alabanzas a la nutrición carnívora,
implican la consideración que dios fracasó lamentablemente en
cuanto a la creación de recursos para nutrir a sus hijos, y tuvo,
por ello, que echar mano del execrable recurso de criar cabritos,
conejos, puercos, bueyes y carneros, destinados exclusivamente
al sacrificio cruel de las mesas humanas!
Si los animales pudieran hablar, ¿qué dirían con respecto a
esa gentil disposición de muchos espiritistas de devorarlos bajo
festivos menús y requintados mojos que dejarian boquiabiertos
a muchos zulúes antropófagos?
Es extraño, por tanto, que todavía se hagan censuras a las
peticiones siguientes, en las que hemos fundamentado nuestra
principal labor:
1)que no cooperéis para el aumento de mataderos, frigorí-
ficos y carnicerías;
2)que no promováis los efusivos asados sangrientos, en la
confraternización espirita;
3)que evitéis que penetre en vuestra aura el viscoso y nau-
seabundo adherente del astral inferior que se liberta del animal
sacrificado;
4)que os separéis, lo más pronto posible, de los viejos ante-
pasados “caiapós” o “tamoios” que, debido a la ignorancia de los
postulados espiritas, se devoraban unos a otros en repugnantes
ágapes;
5)que si no encuentra eco en vuestros espíritus todo cuanto
venimos solicitando, por lo menos tengáis piedad del animal
inocente, que es vuestro hermano menor ante dios.
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