Fisiología del Alma
rosos traen en sí mismos la predisposición al cáncer?
Ramatís: Sin duda; pues existen individuos “no electivos”
y “electivos”, para el cáncer. la diferencia está en que los últi-
mos producen en sí mismos la condición psíquica implacable a
la manifestación cancerosa por el almacenamiento de la carga
morbosa en su periespíritu, generada por las imprudencias del
pasado. Buscando recursos en la terminología médica, diríamos
que tales seres provocan una “arritmia” psíquica, que termina
desorganizándoles la yuxtaposición armoniosa de las células
constructoras del cuerpo físico. las toxinas del astral inferior,
como producto del desequilibrio espiritual, tienden a descen-
der a la carne bajo la ley de gravedad astralina, dependiendo
solamente de la oportunidad favorable, ya que se convierten
cada vez más virulentas cuando permanecen estacionadas en la
delicadísima tesitura del periespíritu. Se trata de espíritus que,
al reencarnar, son fatalmente electivos al cáncer, porque éste
funciona como algo drástico que beneficia y purifica el alma
pecadora.
Pregunta: ¿no halláis justo que el hombre considere toda-
vía el cáncer como uno de los mayores flagelos de la humani-
dad, toda vez que el mismo recrudece tan destructoramente en
la época actual?
Ramatís: aunque el cáncer sea tan temido, no es todavía
el flagelo de mayor responsabilidad por la muerte de los terres-
tres. en los países en que el cáncer produce el mayor número
de víctimas, se sitúan mayores aglomeraciones demográficas, y
sus estadísticas, que tanto impresionan, corresponden perfec-
tamente a la gran cantidad de sus habitantes. actualmente, en
la Tierra se muere más de síncopes, infartos cardíacos y otras
enfermedades de menor importancia, que de cáncer.
el cáncer es una enfermedad viejísima, conocida ya desde
el final de la civilización de la grande Atlántida. Su terapéutica
era ya practicada hace unos 5000 años, en Egipto; después, en-
tre otros pueblos de la época, principalmente en Grecia, y entre
diversas tribus belicosas del asia. aunque se justifique vues-
tro temor y sea sensato el examen canceroso preventivo ante
cualquier formación o síntoma orgánico sospechoso, ¡el hombre
no se debe aterrorizar por la cancerofobia o miedo al cáncer!
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