Fisiología del Alma
hace el diagnóstico clásico de la enfermedad, el miasma terminó
ya su curso en el mundo oculto a los sentidos físicos y se infiltra
en la carne, lesionando órganos, tejidos, glándulas y nervios!
la infección orgánica o degeneración física sólo evidencia, en-
tonces, el término final enfermizo, cuando se produjo ya la es-
tancación mórbida con el terreno favorable a la convergencia
microbiana y consecuente positivación de la enfermedad a la
luz de los exámenes médicos.
PREGUNTA: – ¿Podemos llegar a la conclusión, entonces,
de que toda enfermedad humana es exclusivamente produci-
da por los desequilibrios y venenos psíquicos que bajan del
periespíritu al cuerpo carnal?
RaMaTÍS: – no es conveniente establecer una conclusión
extrema en el caso, puesto que no todas las enfermedades y to-
dos los sufrimientos son productos exclusivos del psiquismo
perturbado; pues existen muchas tribulaciones humanas que
son específicas del propio mundo en que vivís. no debéis olvidar
la naturaleza del medio terrestre en que vuestro espíritu actúa,
el cual es dominado todavía por las fuerzas primitivas agresivas
que oprimen y afectan el organismo del hombre en su esfuerzo
por adaptarse a las condiciones físicas extremas. la naturale-
za delicada del cuerpo carnal sufre desventaja cuando entra en
choque con los elementos rudos del mundo terrestre, y ese acon-
tecimiento, no obstante, deja de ser producto de toxicidad del
psiquismo y de la desarmonía mental. Si el individuo se despeña
desde considerable altura sobre el suelo pedregoso, es obvio que
su cuerpo físico quedará hecho guiñapos, pues de acuerdo con
las leyes del mundo material, la carne del hombre es menos re-
sistente que la piedra contra la cual él se pueda abatir.
aunque se considere que la mayor parte de las enferme-
dades humanas son originadas por la desarmonía psíquica, no
se pueden olvidar las dolencias y las perturbaciones que pro-
vienen de los accidentes, de los cambios rápidos de la presión
atmosférica y del clima que afectan los órganos respiratorios,
las enfermedades venéreas, la glotonería, la mala alimentación,
el uso inmoderado del alcohol y del tabaco, el extremismo pe-
ligroso de los helados, el exceso de trabajo físico y de ruidos,
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