Fisiología del Alma
esa anarquía física es, apenas, el reflejo de su terrible des-
orden psíquico, pues cuando llega a tal condición, la contextura
del periespíritu se encuentra estigmatizada por otras deforma-
ciones profundas y definitivas que, a continuación de su desen-
carnación, se plasman con el aspecto larval horrendo del vam-
piro, que tanto impresiona a las almas tímidas recién llegadas
al mundo astral. El propio infeliz se horroriza al observar su
forma de puerco, cuando ve su imagen reflejada en la condensa-
ción fluídica del medio astralino. algunos huyen, despavoridos,
recordando las historias fantásticas de “el médico y el mons-
truo” y de los hombres lobo de las viejas leyendas regionales.
no debéis tener dudas sobre esas modificaciones repulsi-
vas que se procesan en la delicada organización periespiritual,
profundamente sensible a la plasticidad mental, por cuanto la
faz embrutecida del beodo todavía encarnado, es efecto de su
psiquismo mórbido.
PREGUNTA: – Algunas personas cultas, entre ellos algunos
científicos, han afirmado que la bebida alcohólica es nece-
saria en ciertos casos, pues ayuda mucho a olvidar las aflic-
ciones y excita la inteligencia, y que también constituye un
beneficioso aperitivo, puesto que abre el apetito. ¿Qué podéis
decir sobre eso?
RAMATÍS: – La acción del alcohol, aunque produzca efec-
tos provisionales, como debilitamiento de las aflicciones u olvido
del sufrimiento, siempre es corrosiva. el hecho de que el indivi-
duo se olvide momentáneamente de sus problemas angustiosos,
no implica una solución definitiva de los mismos, pues una vez
que cesa la embriaguez alcohólica, los problemas continúan sin
solución. el alcohol apenas crea un intervalo de la memoria en
la conciencia, suspendiendo temporalmente la vivencia aflictiva.
el hombre se podrá emborrachar durante meses para olvidar
tragedias o desgracias, pero con eso no conseguirá evitar que el
recuerdo de las mismas vuelva a él toda vez que deje de beber.
Por tanto, esa no es la solución acertada. el alcohol, al comien-
zo, produce cierta euforia y sensación de bienestar que puede
ser considerada como feliz solución a las aflicciones de la vida;
pero es evidente que esa práctica vicia y provoca el deseo de
153