Ramatís
nos minutos a 120.000 japoneses en Hiroshima, en forma lim-
pia, fulminante y tocando simplemente un botón electrónico!
En caso contrario, habría que retornar a la creencia infantil de
un demonio que trabaja negativamente e intenta perturbar la
manifestación cósmica de la creación divina.
[9]
En consecuencia, Dios, la Inteligencia Cósmica Increada e
indestructible, es UNO; por lo tanto, el Universo es monista en
la concepción dinámica de que todas las energías se reducen y
convergen hacia uno sola dirección.
Pregunta:
La doctrina espirita codificada por Allan Kardec,
¿conceptúa la configuración de Dios bajo el aspecto monista?
Ramatís:
Cuando los espíritus responden a Kardec que
Dios es la “Inteligencia Suprema”, la causa primaria de todas
las cosas, sin lugar a dudas, que está confirmado, que el Univer-
so es monista.
Evidentemente, la “Inteligencia Suprema”, mencionada por
los espíritus a Allan Kardec, es sinónimo de “Ley Suprema”,
que incide en la existencia de un solo Dios. Es la idea central
de un Principio Único, Eterno e Infinito, que anima disciplina,
mueve y procrea el Universo. El Cosmos, que el hombre mal
logra percibir a través de la investigación científica y por medio
de los cinco sentidos envanecido por efectuar alguna modifica-
ción a la periferia de su composición morfológica, es tan sola-
mente la envoltura exterior y transitoria, o diminuta fracción
del principio original y único, en verdad, es la forma tangible de
la intimidad inmodificable.
Debido a la pobreza mental de los humanos, el hombre ha
creado innumerables configuraciones de dioses, desde los tiem-
pos históricos, a fin de compensarle la incapacidad para com-
prender a un sólo Dios Creador del Universo.
Pregunta:
Entonces, ¿qué debemos entender por el aspecto
trifásico de Dios, que hemos observado que se menciona en al-
gunas obras orientalistas y también occidentales?
Ramatís:
La pedagogía espiritual enseñada por los viejos
maestros orientales, para facilitar la comprensión sobre Dios,
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Ver la obra La Sobrevivencia del Espíritu, capítulo “El Diablo y la Sede de su
Reinado”, transmitido por los espíritus de Ramatís y Atanagildo.
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