Ramatís
de las aguas ¡a merced de su fatal cazador! Los elefantes viajan
todo un mes hacia ciertas regiones de África, donde consumen
un tipo de hierba terapéutica, que los inmuniza contra ciertas y
periódicas epidemias.
Si fuera viable suponer que Dios a veces realiza alguna tra-
vesura en la creación, que todo cuanto se ve no es tan serio
omelodramático, no sería muy difícil comprobar algún hecho
que tiene cierto humorismo o excentricidad divina. El burro,
por ejemplo, a pesar de tener que sobrellevar el estigma de ser
un retardado mental, jamás se mete en un atolladero, donde el
caballo, siendo o teniendo fama de ser más inteligente, acostum-
bra a caer; el escarabajo, debidamente analizado nos recuerda
a un desajuste cometido por el Creador, pues es un insecto que
debido a su volumen y configuración anatómica desmiente a la
más rudimentarias leyes y reglas de la aerodinámica para sus-
tentar el vuelo; por lo tanto, es un insecto antiaéreo e incapaz
de elevarse del suelo. Sin embargo, el escarabajo vuela, ¡porque
desconoce ese impedimento! El murciélago, por ejemplo, es cie-
go, pero vuela velozmente guiado por las puntas de los dedos,
bajo el fenómeno conocido como “sonar” y que es utilizado por
el submarino, guiado por el “radar”.
Pregunta:
A fin de completar nuestras reflexiones sobre los
atributos inteligentes y coherentes sobre Dios, que rige y pro-
tege las especies del reino animal de nuestro mundo, nos agra-
daría recibir algunas consideraciones más al respecto. ¿Podéis
atendernos?
Ramatís:
Sin duda alguna, toda creación está intrínseca-
mente protegida por Dios, el Creador, que promueve los medios
de subsistencia y sobrevivencia adecuadas a cada especie de
ave, reptil, insecto o animal. Aunque predomine aún en el mun-
do la ley del “más fuerte”, en donde las especies débiles son des-
truidas por los tipos más agraciados por la naturaleza, sin em-
bargo, no existen perjuicios definitivos, porque destruyendo los
cuerpos carnales y transitorios, el psiquismo que dirige a cada
una de las especies, permanece inalterable. Podríamos conside-
rar que los cuerpos de las aves, insectos, reptiles y animales son
una especie de ropaje pasajero, en un proceso de adiestramiento
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