El Evangelio A la Luz del Cosmos
porte y fuerza, aunque se alimenten únicamente de pasto, son
más sanos y robustos que los hombres que preferencialmente,
son carnívoros. En la guerra de 1918, los médicos descubrieron
que no se producía gangrena en los soldados heridos donde se
posaban las moscas, probablemente porque producían los gusa-
nillos. Además, la penicilina descubierta por Fleming es oriunda
de un vegetal, simple en su organización, como es el hongo. El
urubú, ave repulsiva y devoradora de cadáveres, hoy se lo consi-
dera como excelente higienizador del suelo terráqueo; además,
vive 250 años, y paradójicamente goza de muy buena salud, a
pesar de alimentarse de carnes casi descompuestas, y jamás se
contagia o infecta por la acción de los alimentos.
Las feas y voraces orugas, que ocasionan tremendos da-
ños en los sembrados, son devoradas por los sapos, que de esa
forma se encargan de controlar el exceso de proliferación. Sin
embargo, la bondad de Dios también alcanza a las feas orugas,
que sobreviven a la destrucción emprendida por los sapos, pues
al poco tiempo se transforman en multicolores mariposas, que
tienen la hermosa misión de distribuir el polen de las flores por
todas las latitudes. Las inexplicables lombrices, cuya vida pa-
rece no tener lógica alguna, nos recuerdan a los ingenieros que
abren surcos y galerías en el suelo, para la ventilación necesaria
de las plantas.
En verdad, siempre existen indicios beneficiosos en lo in-
timo de todas las cosas, buenas o malas, bellas o feas, sanas o
enfermas y que se puede comprobar a medida que se investiga
y se extrae conclusiones sobre los fenómenos de la propia vida.
Aquí, las agresivas avispas, en enjambres furiosos, protegen al
gusano de seda de los ataques de las orugas destructoras; allí,
la cucaracha repugnante y desesperada por la constante e im-
placable guerra doméstica, es el insecto que posee la preciosa
“quitina”, es decir, la más codiciada sustancia para dar base a
la fabricación del plástico moderno; acullá, las cobras, alacranes
y escorpiones venenosos, gracias al estudio y aplicación médica
de su tóxico, en la preparación de los sueros, produjeron mu-
chísimo beneficio a la humanidad, mucho más, que los males
causados por sus picaduras.
En fin, son hechos que se suceden en un encadenamiento
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