Ramatís
condición de que el hombre cree en Dios pero no lo encuentra?
Ramatís:
Si los atributos esenciales del Creador forman una
Verdad, la cual sintetiza el Amor, la Sabiduría y el equilibrio
infinito, entonces el hombre debe activar en sí mismo esos prin-
cipios a fin de aproximarse a Dios. Poco adelanta que el hom-
bre crea en Dios, si no desenvuelve en sí mismo los atributos
divinos, que los tiene latentes en lo íntimo de su espíritu. La
creencia puramente intelectual y especulativa no tiene ninguna
finalidad si no modifica la forma de actuar y sentir. Es el centro
psíquico el que sublimiza y sensibiliza al ser, aunque sea el inte-
lecto el que planifica a través del poder mental, y que más tarde
vitaliza el crecimiento divino a través del Amor. La creencia en
Dios tiene muy poco o nada de valor, cuando el hombre explo-
ta, maltrata, roba, destruye y mata al prójimo. ¿De qué sirve la
creencia del rico si, a pesar de glorificar a Dios, persiste en ser
avaro, astuto y egoísta? El que posee fortuna, especula con la
desgracia ajena y atesora dinero para sí, rodeado de comodida-
des, lujos, placeres censurables, y olvida a su hermano que gime
de dolor, tirita de frío y padece de hambre, jamás corresponde
a la creencia divina, por más que milite en algún movimiento
religioso o espiritualista. No importa si debido a su creencia
trata de fortificar su fe construyendo iglesias, arreglando tem-
plos, contribuyendo con tómbolas o iniciativas de caridad, ¡lo
que generalmente hace por miedo a perder el cielo! Por ventura,
¿creéis que es suficiente enviar el cheque con carácter filantrópi-
co para la institución espiritualista, masónica, rosacruz, teosófi-
ca, espirita o umbandista para atender a los pobres en la noche
de Navidad, a fin de justificar su creencia en Dios?
Pregunta:
¿Es preferible ser un descreído, antes que un cre-
yente que se engaña a sí mismo?
Ramatís:
¿Qué importancia tiene que el hombre crea o no,
si aún no ha conseguido modificarse interiormente? En vues-
tro mundo existen millares y millares de hombres que creen
en Dios y acuden a las instituciones espiritualistas o templos
religiosos; sin embargo viven en forma tan censurable que des-
mienten totalmente poseer los atributos del Creador, con los
cuales creen estar cumpliendo fielmente. Entre ellos se encuen-
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