El Evangelio A la Luz del Cosmos
judíos regresaron a la Palestina, constituyendo el nuevo “Estado
de Israel” bajo el patrocinio de la ONU, conforme fue decidido
el 15 de Mayo de 1948. Satán será desatado por poco tiempo y
practicará extrañas muertes, lo que se comprueba por la gran
cantidad de crímenes cometidos en todas partes del mundo, lla-
mando la atención lo aberrativo e inexplicable que fundamenta
esa acción demoníaca, tal es el caso de la actriz Sharon Tate; la
rebelión y la indisciplina del sacerdocio en el seno de la Iglesia
Católica demuestran irrefutablemente que la “tempestad sacude
y rasga el velo del Templo”. Y los tres que serán coronados, se-
gún el simbolismo profético, es evidente que se refiere a Juan,
Pablo y Pedro, en parte confirmado por los papas Juan XXIII
y Pablo VI, previéndose aún la elección del próximo papa con
la sigla de Pedro II. Prosiguiendo, repetimos, que “las estrellas
y las potestades del cielo caerán” conforme vaticinaran Jesús y
Juan, lo cual será observado por la visión que cada pueblo tenga
sobre la tradicional línea del horizonte sideral, a medida que la
tierra se vaya verticalizando en su eje, lo cual se comprobaría
por la caída virtual de las estrellas. Los actuales hijos parecería
que desconocen a sus padres, dado que los consideran de “otra
época” porque no se adaptan a las costumbres liberales que
practican y que además haría empalidecer a los abuelos. Infe-
lices mujeres están generando “monstruos” en la figura de hijos
sin brazos, deformados e hipertrofiados, componiendo una fau-
na teratológica bajo el impacto de las radiaciones atómicas. Y el
fin llegaría cuando fuese pregonado el Evangelio por todas las
personas, conforme a las palabras del Cristo Jesús, cuya predic-
ción se encuadra perfectamente en el actual y obstina fenómeno
del “biblismo”, en donde las sectas y las religiones distribuyen
la Biblia a granel, en el apresuramiento de querer convertir al
hombre en forma compulsiva a la angelitud.
Y la humanidad terrícola alucinada, lasciva y degradada,
invierte los valores tradicionales de la ética humana y se arroja
febrilmente al culto incondicional de la sexualidad, corroboran-
do la altilocuente profecía de Juan, respecto a las proezas que
haría la “Bestia” en el “fin de los tiempos”, sobre las ignominias,
abominaciones y al cinismo demostrados.
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