Ramatís
causa de su simbología muy excéntrica, que vela la realidad,
debido a que aún no es la época propicia para comprenderla,
por falta de hechos que la demuestren.
Pregunta:
¿Nos podéis explicar mejor el asunto?
Ramatís:
Hace dos mil años, cuando Juan Evangelista pre-
dijo que en el “fin de los tiempos”, o en el “Juicio Final” las ca-
rrozas y los barcos volarían, provocó la risa de sus coterráneos
doctos en la materia, puesto que eran los racionalistas de la
época y, además, carecían de la percepción intuitiva. Los críti-
cos y positivos científicos, habitualmente modelados como ratas
en los laboratorios, que palpan los fenómenos transitorios de la
materia, jamás podían admitir la increíble aberración que caba-
llos, carrozas y barcos pudieran volar entre las nubes, en forma
tan simple, como lo hacían los barriletes de papel.
Sin embargo, las profecías de Juan Evangelista, físicamen-
te imposibles para la época, ocultaban la realidad tras un velo
cabalístico, pues dependían de ciertos eslabones o elementos
intermediarios futuros, pero lógicos, que los ajustaría en su fu-
tura y auténtica descripción. A medida que esos eslabones o
conexiones intermedias fueran descubiertas y reconocidas por
la ciencia del mundo, la profecía también se tornaría positiva y
cada vez más comprensible, en base a la coherencia que aproxi-
ma los extremos milenarios, es decir, de la época de su predic-
ción y de su exacta realización.
Pregunta:
Perdonad la insistencia, ¿pero cómo debemos
entender lo referente a la naturaleza de esos eslabones o cone-
xiones que permiten que las profecías de Juan Evangelista sean
cada vez más coherentes y concretas?
Ramatís:
Bajo los descubrimientos científicos y los cons-
tantes experimentos técnicos, la vieja carroza ya no posee su
configuración primaria e imposibilitada de volar a medida que
el hombre descubrió nuevos medios de propulsión, que van des-
de el aprovechamiento del vapor de agua hasta la moderna ga-
solina. Gracias al motor de explosión, movido por el petróleo,
aumentaron sus HP de fuerza y definitivamente fueron suplan-
tados los caballos de carne y hueso que tiraban de las carrozas.
337