Ramatís
cas cerebrales, que sobrepasan a la capacidad de un millón de
computadoras. En función del avanzado y sutilísimo aparato de
manifestación de la vida espiritual, a través del cerebro fluye y
se expone hacia el mundo físico, apenas una diminuta cantidad
del fabuloso contenido que posee el periespíritu eterno.
Consecuentemente, el periespíritu o túnica nupcial, después
de ultimar el proceso de afinamiento y consolidación a través
de las acciones y reacciones en el contacto con la materia, es un
organismo que preexiste y sobrevive al cuerpo carnal después
de cada materialización del espíritu sobre la superficie de cual-
quier mundo físico. Mas él está dotado de órganos y sistemas
que le aseguran un metabolismo de fisiología propia. Se trata
de un cuerpo que es capaz de atender las constantes exigencias
íntimas del espíritu. Sin embargo, la individualización exige la
sucesión de millares, millones, billones y hasta trillones de años
del simbólico calendario terreno. Un cuerpo vaporoso y tan sen-
cillo, como lo definió A. Kardec, forzado por las circunstancias
adversas de la época, no podía circunscribirse a un rudimenta-
rio embrión fluídico humano, ¡a delinearse sin rumbo fijo en el
portentoso mundo espiritual
[4]
Pregunta:
¿Os sería posible definir para nuestro entendi-
miento humano, algunas nociones un poco concretas, de esos
sistemas y órganos, que conforman el conjunto inmortal del pe-
riespíritu?
Ramatís:
Sin lugar a dudas es lo que estamos tratando de
conseguir en nuestras comunicaciones, en lo referente a esa con-
4
Dice Emmanuel en la obra Roteiro, capítulo “El Periespíritu”, lo siguiente a
través de la mediumnidad de Chico Xavier: “El periespíritu es el cuerpo organizado
que representa el molde fundamental de la existencia para el hombre, que subsiste,
más allá del sepulcro, estacionándose en la región que le es apropiada, conforme a
su peso especifico. Formado por sustancias químicas que trascienden los patrones
conocidos hasta ahora por la ciencia terrena, es un aparato de materia rarificada,
que se altera conforme al patrón vibratorio de nuestro campo interno. Es un orga-
nismo sumamente delicado, con extremo poder de plasticidad, que se modifica bajo
la dirección del pensamiento. Por lo tanto, es necesario acentuar que el poder existe
apenas donde prevalecen la agilidad y la habilidad, que sólo la experiencia otorgan.
En las mentes primitivas, ignorantes y ociosas, semejante vestidura se caracteriza
por una conformación pastosa, verdadera continuación del cuerpo físico, aún ani-
malizado y enfermizo. El progreso mental es el medio que permite la renovación de
ese equipo, en cualquier plano de evolución que se sitúe. El periespíritu, en cuanto
a la forma somática se refiere, obedece a las leyes de gravedad. Nuestros impulsos,
emociones y pasiones como virtudes, se expresan en él fielmente.
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