Ramatís
fos y yogas lo denominaban el “cuerpo causal”; los tibetanos, el
“doble de luz”; Pablo de Tarso lo cita como “cuerpo espiritual”,
y.los viejos ocultistas lo preferían como “ego trascendental”. La
Iglesia Católica lo acostumbra llamar “alma”, la cual, siendo vir-
tuosa va hacia el cielo, y la pecadora “cae” en el infierno, lo que
implica una idea de un cuerpo sujeto a la ley gravitacional, cuya
ascensión o caída depende específicamente de su magnetismo,
consecuente a su peso por causa de ser más o menos denso.
Además, los ocultistas, en sus investigaciones sobre el mun-
do oculto e invisible, para tener una mejor didáctica esotérica
prefieren subdividir el conjunto periespiritual en “cuerpo men-
tal” y “cuerpo astral”, dado que así definen y destacan el inte-
lecto de la manifestación puramente emocional del sentimiento,
deseos y pasiones. Mientras tanto, cuando Allan Kardec descri-
bió el peri-espíritu aclaró que se trataba de un cuerpo fluídico
ovaporoso, que trasciende a la materia por ser imponderable.
Todavía, en su descripción algo personal, en nada altera o con-
traría la idea íntima y fundamental de tratarse de un vehículo
inmortal, que preexiste y sobrevive a cualquier fenómeno inhe-
rente a la vida física.
Pregunta:
¿Podríais exponernos otras consideraciones so-
bre el espíritu inmortal del hombre, y si aún necesita de otro ve-
hículo intermediario, como lo es el periespíritu y que le permita
accionar entre el mundo físico y la vida espiritual?
Ramatís:
Así como el hombre necesita de un traje especial
oprotector, como la escafandra, para movilizarse en el fondo
del río, el espíritu también necesita del traje periespiritual para
relacionarse lógica y sensatamente entre el mundo espiritual y
el ambiente físico de la tierra. El espíritu es la llama o la luz, es
decir, la conciencia “micro-divina”, mientras que el periespíritu
es el vehículo de contacto y comunicación con el medio exterior.
Sin el vestido espiritual, el espíritu sería apenas la esencia de la
luz, algo semejante a un foco luminoso sin tener una configura-
ción definida e imposible de identificarlo por separado.
El ángel, como una entidad de elevada vibración sideral,
sería el invitado al “Festín de Bodas” del Señor. Su periespíritu
inmaculado y pletórico de luz, simboliza la figura de la túnica
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