Ramatís
los imprudentes, que veían la “paja” en el ojo del vecino, sin ver
la viga en el suyo.
En los conceptos evangélicos de Jesús, se comprueba el fa-
talismo de una ley implacable, justa y bienhechora, que tanto
corrige al espíritu en falta, como le da los elementos para al-
canzar una vida venturosa y espiritual. Sus enseñanzas se re-
confirman constantemente a través del pasar de los siglos, pues
conforme explica la doctrina espirita, el hombre termina enfren-
tándose con las situaciones desagradables que sembró otrora.
El tema evangélico del Maestro explica que el hombre será “me-
dido”
con la misma medida que midiera o juzgara al prójimo, y
enuncia el proceso implacable, rectificador y justo de la Ley del
Karma, cuando obliga al espíritu a sufrir en sí mismo lo que él
causó a otros.
Pregunta:
Considerando que el Evangelio es la miniatura
legislativa del Cosmos, ¿cuál es la ley que rige específicamente
los conceptos de “No juzguéis para no ser juzgados” y “No con-
denéis para no ser condenados”?
Ramatís:
Examinando la conceptuación evangélica de esos
dos enunciados, veréis que es la miniatura de la Ley de “Acción”
y “Reacción”, o el mecanismo sideral de la armonía y equili-
brio
del Cosmos. Son conceptos para la vida humana, pero en
su amplitud advierten sobre el ritmo educativo a seguir por el
espíritu encarnado. Siendo así, quien fuera condenado o juz-
gado incorrectamente, por culpa, insensatez, mala fe o male-
dicencia ajena, sufre un impacto perturbador, porque ha sido
desviado de su curso normal y evolutivo.
La injusticia practicada por unas criaturas contra otras
produce una alteración que es regulada por un principio cósmi-
co, el que actúa en “miniatura” en el campo moral del ser encar-
nado, hasta corregirle el desvío perjudicial. Es un acto moral,
algo semejante a un hecho científico, cuando aparece una per-
turbación en el campo de sustentación de los astros y sistemas
constelatorios, pues cuando sucede cualquier desvío o violencia
en las órbitas siderales, deben reajustarse inmediatamente. Un
juzgamiento equívoco o inicuo, no alcanza solamente a la vícti-
ma de la calumnia o injusticia; el sufrimiento y la humillación
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