El Evangelio A la Luz del Cosmos
era el embajador angelical y que servía únicamente al “reino de
Dios”. Después, debería seguirle los pasos, y si fuera necesario,
se dejaría inmolar en la cruz de la abnegación, del amor, de la
renuncia y la tolerancia, pasando a ser un ciudadano angélico
por realización práctica, de lo cual, ya conocía y juzgaba que
sabía cumplir con todo.
Pregunta:
Dice el concepto evangélico, que después de esas
palabras, pronunciadas por Jesús, el joven quedó entristecido,
porque tenía bienes materiales. Entonces, Jesús dijo a sus dis-
cípulos: “Y además os digo: Que es más fácil pasar un camello
por el ojo de una aguja, que un rico entre en el reino de los cie-
los”. Esa advertencia, por parte del Maestro, ¿no es un anatema
contra el pecado de ser rico? Por ventura, ¿la riqueza no es una
condición lógica y de utilidad para hacer buenas obras en el
mundo físico?
Ramatís:
El Maestro Jesús no condenó las riquezas, pero
advirtió al hombre respecto al peligro de volverse rico y escla-
vizarse a la fortuna. El nos demostró lo difícil que resulta para
el rico renunciar a sus riquezas, pero jamás lo censuró porque
las tuviera.
El rico no puede entrar en el reino de los cielos, porque
rico es quien posee muchos bienes en el mundo de las formas, y
comúnmente se esclaviza a la posesión de los mismos, cuyos va-
lores, bien lo dice el adagio: “Las polillas comen y el herrumbre
deteriora”. La riqueza es un bien, pero transitorio y peligrosa-
mente imantativo, dificultando al débil de espíritu, la ventura
y el placer de alcanzar la vida espiritual. Además, el hombre
rico no es un propietario en la expresión de la palabra sino
un mediador del Señor, cuya función es administrar los bienes
terrenos que le son entregados en calidad de préstamo a fin de
causar mejoras para la comunidad. Cuando el rico desencarna,
deja a los otros los bienes que utilizó en la vida física y conforme
los haya empleado, también les serán acreditados los perjuicios
oganancias en la contabilidad divina. Existen ricos que desvían
toda la fortuna para bien exclusivo de su “clan” familiar, en una
operación injusta, avara e incorrecta, puesto que habiendo sido
inspirados por lo Alto para manejar fortuna para el bien de la
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