Ramatís
el hombre se dedique exclusivamente a la vida espiritual, pero
sí predicó respecto a la sensatez de liberarse del mundo de las
riquezas, el cual es fruto de la necesidad pedagógica para alcan-
zar un estado de conciencia superior. Advirtió sobre el desgaste
y la confusión del espíritu cuando se encuentra esclavizado por
el mundo educativo y transitorio, cuando en realidad debe cul-
tivar y vivir los valores preciosos y definitivos del “reino divino”.
Pregunta:
¿Podríais exponer otras consideraciones sobre
las posibilidades que el hombre tiene para cultivar «el reino de
Dios», aunque todavía se encuentre esclavizado al mundo de las
riquezas?
Ramatís:
El mundo terreno que significa la parte externa
de Dios, se asemeja a una escuela primaria, cuyos valores de
naturaleza provisoria, funcionan como instrumentos para que
el alumno adquiera conocimientos superiores y pueda ser pro-
movido, en el futuro, hacia otros cursos más evolucionados. La
incoherencia se manifiesta cuando el espíritu, habiendo pasado
todos los cursos pedagógicos y transitorios de la materia, aún se
obstina en apegarse ambiciosamente al ambiente que ya superó
y que no le es necesario.
Sería lo mismo que los alumnos que han terminado la es-
cuela primaria volvieran a utilizar y llevar consigo los elementos
oútiles que usaron durante su estudio primario, por el solo he-
cho de recordar las aulas pasadas. El hombre debe apresurar el
conocimiento adquirido en los mundos materiales, a la luz de la
intuición y de la inspiración que laten en lo íntimo de su alma.
Debe saber escuchar la “voz del silencio” que vibra en lo íntimo
de su espíritu, cual invitación para su breve liberación del yugo
atávico de las formas del mundo provisorio. Quien ya presiente
la realidad de la vida del espíritu inmortal, siempre ha de ser
feliz, y quien persista con adherirse al mundo de las formas,
seguirá siendo un infeliz, debido a que persiste en aislarse con
uñas y dientes del aspecto sublime de la espiritualidad, y desea
fervientemente participar de las luchas humanas por los valores
materiales que “las polillas comen y el herrumbre deteriora”.
En consecuencia, Jesús se preocupó fundamentalmente en
esclarecer respecto al equívoco que algunos padecen de querer
203