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“MI REINO NO ES DE ESTE MUNDO”
(Juan, Capítulo XVIII, versículos 33, 36 y 37)
Pregunta:
¿Cuál es el correcto fundamento que encierra lo
manifestado por Jesús cuando se refiere a «Mi Reino no es de
este mundo»?
Ramatís:
Insistimos en deciros que en todas sus enseñanzas,
parábolas y conceptos evangélicos, Jesús siempre hacía referen-
cia a la vida del espíritu inmortal. El se manifestaba como un
avanzado instructor espiritual, que no desperdiciaba su tiempo
precioso demorándose en el examen de la vida transitoria sobre
la superficie del orbe.
El Evangelio, además de ser un Código Moral para la hu-
manidad terrícola, es el más eficiente de los cursos educativos
para que el hombre alcance su ciudadanía sideral. Aunque el
Maestro Nazareno se servía comúnmente de los símbolos, imá-
genes y costumbres tradicionales extraídas de las existencias
físicas, lo hacía como base comparativa para identificar y dar
base a los motivos definitivos de la naturaleza inmortal del ser.
Utilizaba el principio didáctico del presente para dejar sentada
alguna enseñanza para el futuro, o de aquello que era conocido,
para poder hablar sobre lo desconocido. Bajo la envoltura poé-
tica y pintoresca de sus parábolas se ocultaba la “senda” para la
vida del espíritu inmortal. Siendo así, el fundamento principal
de su concepto evangélico, “Mi reino no es de éste mundo”, ver-
saba sobre la naturaleza de sus enseñanzas, aclarando que vino
a exponer y a enseñar el programa para la vida eterna, es decir,
la liberación del espíritu del campo de la energía condensada,
hacia el campo de la energía libre.
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