El Evangelio A la Luz del Cosmos
tos ni castigos, ni tampoco el fundamento de la evolución y per-
feccionamiento del espíritu. En verdad, ambos son apenas los
resultados de la vida, fruto de la reacción natural de la técnica
usual para ampliar el área de conciencia del espíritu, en su fric-
ción con las asperezas e imperfecciones de las formas físicas.
Respecto al estudio, trabajo y servicio al prójimo, es lo que des-
pierta y activa el núcleo refulgente del espíritu inmortal, en su
contacto educativo con la materia, donde el proceso del dolor
y el sufrimiento elimina el residual inferior, funcionando en el
programa, llamado “operación angelitud”.
Pregunta:
Finalmente, ¿debemos entender que el Maestro
Jesús, antes de su materialización en el ambiente terreno, ya era
una entidad angélica?
Ramatís:
Además, es el mismo Jesús quien os responde,
cuando en cierto momento se dirige significativamente al Padre,
diciendo: “Glorifícame, oh Padre, con aquella gloria que yo te-
nía en ti, antes que el mundo fuese hecho”. Es obvio e implícito,
que si Jesús mencionó “la gloria que él tenía en Dios”, esta-
ba considerando que antes de existir en la tierra como entidad
carnal, su espíritu ya vivía en la gloria de Dios. Por lo tanto,
era un realizado sideral, antes de encontrarse encarnado en la
tierra; un Maestro que descendió al mundo físico, elegido para
una elevada misión, puesto que no vino a cumplir con ninguna
deuda kármica sino a enseñar aquello que él realizó y asimiló
anteriormente.
Jesús era un espíritu glorificado mucho antes de nacer fí-
sicamente en el mundo tierra. Quien transmitió mensajes tan
gloriosos y murió por el Amor, sólo podía haber vivido ante-
riormente en la gloria de Dios, del cual fue elegido para ser un
impecable y sublime transmisor físico. Nacido en el mundo ma-
terial, pero alimentado en espíritu por el Amor Universal, que
se expandía a través de su configuración humana, Jesús sen-
sibilizó de tal forma su propia organización “psico-física” que,
al manifestarse el Cristo mediúmnicamente, por su intermedio,
pudo trazar holgadamente en la superficie del orbe terráqueo,
el programa sideral de salvación para el hombre. Nos dejó el
más perfecto de los programas para que el hombre aprenda a
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