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Ramatís

por las aves, es decir, se desperdicia. Esa imagen simboliza al 

oyente, cuya mente condicionada o instintiva le impide penetrar 

en la enseñanza, y es incapaz para entender la verdad. El espí-

ritu imantado por el atavismo de la carne, es influenciado úni-

camente por los fenómenos objetivos y de utilidad para la vida 

material. Es la criatura formada por los padrones convencio-

nales de un ambiente mediocre, cuya inteligencia no le permite 

escoger con libertad o toma a la materia como culto definitivo, 

por temor a investigar en los caminos desconocidos, pero ver-

daderos. Es el terreno al que, por su composición química es-

piritual, le falta la vitalidad constitucional para que germine la 

simiente. Sin embargo, algunas veces, queda estacionada y ante 

el humus del dolor, comienza a germinar. Es el suelo humano, 

rígido, dirigido por un cerebro que no permite entrar la buena 

nueva, salvo que le aporte algo de utilidad, es decir, con sabor 

a interés humano, sea de proyección política, religiosa o social.

El segundo de los casos, la simiente brota, pero la raíz no 

tiene profundidad, siendo la planta tierna, pues no crece o se 

seca con suma facilidad en el terreno rocoso o duro. Simboliza 

a los oyentes que se entusiasman en el primer momento, pero, 

al ser criaturas volubles y superficiales, portadoras de buenos 

sentimientos, que no tienen firmeza en sus convicciones por fal-

ta de una buena estructura psicológica que ayude a profundi-

zar la raíz de la semilla recibida. Sin las raíces de una cultura 

“universalista” y adaptada a los principio de la vida eterna, no 

encuentra base para su fijación. Es la flor de cacto, cuya vida es 

efímera, fruto de emociones pasajeras de las almas, desgracia-

damente vacías. En tales personalidades, la simiente evangélica 

parece germinar con vigor e impetuosidad en el primer instante 

de percepción, para después deteriorarse abruptamente por fal-

ta de interés en la vida del Espíritu Inmortal. 

[1]

 Son los creyen-

tes demasiado emocionables, cuya vehemente alegría es para 

algo rápido y pasajero, debido a la falta de estructura mental o 

estado evolutivo. Les falta la convicción que da la sabiduría y 

que les permita ahondar la raíz de la semilla germinada, pues 

ante el embate de la intemperie muere en su alma el mensaje 

Nota del Médium: 

Ese tipo de oyente o creyente mencionado por Ramatís nos 

recuerda a cierto tipo de árbol cuyo tronco produce una inmensa llama y a los 

pocos minutos termina en ceniza, por ser débil de consistencia.

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