El Evangelio A la Luz del Cosmos
con más particularidad en el hombre, bajo el control del com-
plejo metabolismo, que la ciencia terrícola todavía no consiguió
descubrir en su plenitud “psico-física”.
Pregunta:
¿Qué enseñanza nos podéis dar referentes a la
acción instintiva y controladora de la Conciencia Psíquica sobre
el metabolismo del hombre?
Ramatís:
Bajo la envoltura exterior del hombre, se encuen-
tra el genio invisible de la Sabiduría del Psiquismo, ignorado
aún por los más renombrados científicos de vuestro mundo, que
juzgan “a priori” la inexistencia de Dios, pero tampoco saben
encontrar otra solución a la vida, que sobrepase su imperfecta
y primaria negatividad humana. Después de las multimilena-
rias experiencias por los reinos de la naturaleza, la Sabiduría
Psíquica manifiesta en la intimidad humana su conocimiento
y habilidad adquirida, haciendo crecer cabellos, uñas, dientes,
huesos, nervios y músculos; elabora linfa, sangre, hormonas,
fermentos, bilis, insulina y jugos gástricos; providencia la drena-
ción renal y filtración hepática, la producción de enzimas, activa
el movimiento peristáltico del intestino, regula la presión de la
vesícula, o controla la abertura del píloro. Substituye las células
y los tejidos gastados, elimina o desintegra los eritrocitos que ya
no tienen función en el bazo, quema el exceso de glucosa, ejerce
acción terapéutica, cicatrizante y antiséptica ante la primera he-
rida en el cuerpo humano, aunque todo este procedimiento sea
ignorada por la persona.
Todo ello es efectuado sin el conocimiento consciente del
hombre, que además no interfiere con sus actividades cotidia-
nas. Mientras se mueve por las calles o trabaja en su ocupación
diaria, en su intimidad corporal, el genio psíquico continúa ela-
borando, controlando, rectificando, y por encima de todo, per-
fecciona la maravillosa armadura, que alcanzará el futuro ángel.
Pregunta:
Finalmente, según se desprende de vuestras ma-
nifestaciones, el hombre es el resultado final o superior que
arrojó la acción del Psiquismo a través de los reinos de la natu-
raleza, es decir, la constante metamorfosis de las especies infe-
riores hasta culminar en la máxima y superior, que es el hom-
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